Cincuenta días después de haber asumido la Presidencia de la República, ¿sirven las mañaneras de Claudia Sheinbaum?
Respuesta simple: depende de para qué quiera la Presidenta la mañanera podrá valorarse su utilidad y el costo-beneficio de que le dedique dos horas.
Y para responder con justicia sobre esa utilidad, esta comunicación política ha de valorarse en sus propios términos, y no en comparación con la anterior mañanera.
Cuando era jefa de Gobierno, Sheinbaum dedicaba una hora del martes y una del jueves a audiencias ciudadanas. Sonaba razonable. La gobernante de la capital se hacía accesible a sus gobernados, y podía escuchar cosas que quizá sus colaboradores evitaban decirle.
De igual forma, era común que al transitar por la ciudad, Sheinbaum advirtiera problemas, retrasos e incluso desatención a una de sus instrucciones. Acto seguido, el celular del funcionario en falta comenzaba a recibir mensajes, digamos, contundentes.
Porque México no es su capital, una rueda de prensa cotidiana podría ser termómetro ideal de problemas que, del Bravo al Suchiate, aquejan a la nación.
Salvo que esta mañanera no es rueda de prensa. Es mitad ventanilla de quejas –muchas de ellas muy muy particulares–, mitad lisonjas, mitad (ya sé que ya van tres “mitades”) actualización de pendientes que estos gestores habían encargado a YSQ, mitad quién sabe qué.
Ayer por ejemplo: una persona intercedió por unos empresarios que quieren algo con Osaka, Japón, en 2025. No pedían dinero ni nada. La Presidenta puso la misma cara que usted en este momento. Esa misma persona hizo una oda al gobierno (es un decir) de Tamaulipas.
Otra persona habló de “que ya existe una buena coordinación” con Querétaro. (!?) Otra más quiso que la Presidenta dijera algo sobre un diputado panista que supuestamente fue a la COP19 en Bakú a hablar mal del gobierno.
-Entonces, ¿se le desmiente al diputado panista que se fue a quejar a la ONU?
-PRESIDENTA DE MÉXICO, CLAUDIA SHEINBAUM PARDO: Pues…
Exacto, ni ella supo qué decir a tan inopinada intervención.
Hasta que, pasada más de una hora, alguien dijo: “Presidenta, secretarios. Hoy quería preguntar por algo, una obviedad que pensaba que iban a preguntar otros compañeros, pero anoche se votó la desaparición de dos organismos autónomos por los diputados...”.
Este jueves la Presidenta presentó, entre otras cosas, el plan hídrico, uno de los temas en los que Sheinbaum apuesta su legado. En eso no se profundizó. Porque la mañanera no está diseñada para profundizar o debatir. Claudia atacó, eso sí, al Inai, con datos a modo.
En concreto: la actual mañanera sirve porque da propaganda a la prensa filial del gobierno a fin de saturar medios y redes. Ergo, es muy útil. ¿Tendría que ocupar Sheinbaum más de dos horas en ello, cuando en realidad podría hacerlo en 30 minutos? Eso es tema aparte.
Ayer la Presidenta dejó entrever que no se atenderá a organizaciones, a grupos de interés. Pues que revise su mañanera. Porque mucho de lo que sigue a la cotidiana presentación inicial parece, a todas luces, una clientela, un grupo de interés. ¿A quién obedecen?
Por cierto, antier hubo ahí una denuncia importante sobre violencia en Guerrero. Sin embargo, la mañanera no está hecha para abordar en serio problemas, por lo que Claudia evitó responder directamente a la crisis de Cuajinicuilapa.
O sea que la mañanera sí sirve. Así sea a costa de tener a la Presidenta oyendo cosas que podría atender Gobernación; pero a cambio suelta declaraciones que serán pasto de canales oficiales y oficiosos. Un éxito total. A alto costo en tiempo presidencial, pero éxito.