El horror en Quintana Roo se vive cualquier día.
Como ese día en el que una pareja de extranjeros, que decidieron hacer de la Riviera Maya su hogar, llega de un viaje y se encuentra en la puerta de su casa mexicana la notificación de un juzgado.
Al acudir al tribunal, la pareja es notificada de que una exempleada les ha demandado por no haberle pagado su liquidación.
Los viejos denuncian que la acusación es falsa, que no conocen a esa supuesta empleada, que no tienen adeudos con nadie.
El final de la historia ya lo saben: la pareja será despojada, legalmente, de su departamento en el Caribe mexicano por una deuda que no puede siquiera ser calificada de ilegal, porque para empezar es infundada, es decir, inexistente, irreal si no fuera porque ese esquema invisible (la administración Peña nunca quiso ver esos robos desde el poder) se institucionalizó en el gobierno (es un decir) de Roberto Borge.
Qué gran semana ha tenido el Partido Revolucionario Institucional. Empecemos por el domingo: Perdió una gubernatura. Perdió un millón de votos en la tierra del presi. Trae en veremos a Coahuila.
Perdió decenas de importantes ayuntamientos veracruzanos, entre ellos ni más ni menos la capital y tres puertos: Tuxpan, Coatzacoalcos y Veracruz (si fueran país estarían como Bolivia, reclamando que les dejen una salida al mar). Y ayer perdió a Borge.
Qué gran semana para el tricolor. ¿Qué esperan para sacar el champán?
Porque lo del PRI es la desconexión con la realidad. Por ejemplo en Coahuila, mientras los tricolores hablan de legalidad, en las plazas de Saltillo y de Torreón los ciudadanos gritan rateros, fraude.
Qué gran talento para ensuciarse (y con ello ensuciar a México) tiene el Revolucionario Institucional.
Lo habíamos visto todo y lo volvimos a ver. Gracias PRI, por no dejarnos espacio para la nostalgia. Henos aquí, a 29 años de 1988, discutiendo sobre urnas violadas, boletas extraviadas, tarjetas de elector retenidas, compra de votos, cuentas chinas, acoso a funcionarios de casilla, acarreo de votantes, urnas embarazadas, casillas reventadas... Caray, la lotería electoral en pleno tres décadas después.
Las nuevas generaciones ya nos creerán sin poner cara de cómo crees: los millennials ya vieron, en sus redes sociales, que sí pasaba lo que les decíamos que pasaba cuando el PRI operaba las elecciones.
Gracias PRI también por ayudarnos a mantener viva la capacidad de indignación. Es invaluable tu ayuda en ese rubro.
Nadie como ustedes, amigos del PRI, para mantenernos en el filo del nomams: “Oye, presidente correligionario, hay denuncias de un esquema de despojo en Quintana Roo, donde con ayuda de notarios, juzgados, juntas locales de conciliación, policía y funcionarios lo mismo se chingaban hoteles, terrenos, playas, condominios, cuentas bancarias, casas...
Sí, presidente correligionario, alguien llegó a valuar en 800 millones de dólares lo despajado (http://bit.ly/2sIZYjs) . ¿No? ¿No lo ves grave? ¿No lo expulsamos? ¿Nada entonces? No, si yo siempre dije, presidente correligionario Ochoa, el compañero Borge es un gran compañero. Y usted más presidente correligionario Ochoa”.
Miren cómo son los priistas, nunca atendieron las denuncias por los despojos, pero eso sí, apenas sale esposado en la tele, va para afuera mi rey Borge, a quien tantas horas de solaz debemos. Qué caray.
Donde no extrañan a Borge es en Quintana Roo, donde su herencia, la de Borge y la del PRI, se traduce en gente que no ha podido recuperar bienes despojados en la era del glorioso tricolor.
Pero eso sí, ellos, los del PRI, están de plácemes. Es que tuvieron una gran semana. ¿Ya mero el champán?