El sábado, desde Iztapalapa, Claudia Sheinbaum articuló las razones por las cuales su partido perdió nueve alcaldías, esbozó una especie de autocrítica y planteó la ruta para recuperar la capital. Lo que no dijo es que en ese esfuerzo no estará sola.
Para la morenista las derrotas del 6 de junio en Ciudad de México se debieron a una campaña de desprestigio en contra de Andrés Manuel López Obrador y a que faltó comunicar el proyecto de éste, cosa que, adelantó, se hará de ahora en adelante.
En la pandemia, dijo hace dos días, “prácticamente nos escondimos en nuestras casas más de seis meses (…) teniendo muy poca vida comunitaria. Y este aislamiento (…) hizo que en ciertos hogares de la ciudad fuera entrando una campaña de desinformación tremenda, diciendo que nuestro Presidente era un autoritario. ¿Qué de autoritario hay? ¿A poco se castiga a los periodistas en este país? ¿A poco no hay libertades en este país? Pero como estábamos metidos en nuestras casas, viendo la televisión, viendo los celulares, empezó a entrar esta campaña del miedo, de la desinformación. Y lo que pasó en la ciudad, lo voy a decir muy claramente, en la última elección es que ganó esa campaña del miedo y la desinformación en muchos lugares. Y a veces decimos, pero cómo pudo pasar eso en la ciudad, pues porque a veces cuando no hay información, cuando no hay discusión, ganan esas campañas del miedo”.
Fiel a su estilo, ese día Sheinbaum hizo una sutil distinción con respecto a López Obrador. En su discurso rechazó el clasismo y el racismo, defendió a la CDMX como una “ciudad libre y de derechos”, y en contraste con ataques presidenciales de las últimas semanas dijo que en la Ciudad de México se gobierna para la clase media e incluso para los ricos.
Lo que no dijo Sheinbaum es que en Palacio Nacional se prendieron todas las alertas luego de la derrota que hace 15 días provocó que la capital amaneciera con más de la mitad de alcaldías de color aliancista.
El presidente Andrés Manuel López Obrador instaló de inmediato un cuarto de guerra y asumirá personalmente la reconquista del territorio perdido en las elecciones.
Sheinbaum ha acusado el golpe en las urnas. Su gesto de por sí adusto se ha endurecido en las últimas semanas. Las víctimas por la pandemia, la economía paralizada aun desde antes de que azotara el Covid-19 y la precariedad de servicios públicos, incluida la caída de la Línea 12, pudieron influir en las urnas. Sobre eso no hay autocrítica en público por parte de la jefa de Gobierno.
“Esto que pasó en la ciudad se va a revertir muy pronto, porque no puede triunfar nunca una campaña de desinformación, una campaña del miedo; aquí lo que tiene que triunfar es la libertad, los derechos. (…) Y de eso nos vamos a encargar todos los días, todos los días de defenderlo y de decirlo”, sentenció Sheinbaum.
Las palabras de la gobernante destacan un discurso opositor que pudo haber prendido en las clases más escolarizadas. Pero no se abren a la posibilidad de entender que también pudo influir el hartazgo de grupos injuriados por AMLO: médicos, investigadores, mujeres, madres de niños con cáncer.
Frente a esos ataques la jefa de Gobierno ha callado en acto de lealtad con su jefe político. Le faltó hacer mucho más para reparar los destrozos de la pandemia y de los miopes hachazos de la austeridad decretada por el Presidente, quien ahora ha tomado en sus manos el rescate de la CDMX.