Han surgido diversas interrogantes respecto a las circunstancias y perspectivas del peso fuerte que hemos visto en los últimos días.
Veamos algunas de ellas.
1-¿Tenemos un peso fuerte o hay un dólar débil?
En realidad, son dos caras de la misma moneda. Pero es cierto. Sí tenemos un dólar débil.
Por ejemplo, el “índice dólar” de Bloomberg, que mide la paridad de la moneda norteamericana frente a un conjunto de las principales divisas a nivel global y compararlo con el desempeño del dólar frente al peso.
Si consideramos lo que ha ocurrido este año, desde el comienzo hasta el cierre de ayer, observamos una depreciación del dólar de 4.4 por ciento.
Si vemos el comportamiento del peso, su ganancia frente al dólar es de 4.7 por ciento.
Es decir, sí es cierto que, en una medida importante, la fortaleza de nuestro peso refleja un debilitamiento del dólar frente a diversas monedas, al menos en este año.
2-¿Significa lo anterior que, si la Reserva Federal continúa incrementando agresivamente sus tasas de interés, eventualmente se va a fortalecer el dólar y se van a debilitar las otras monedas?
No necesariamente. Va a depender del comportamiento de las tasas de interés en cada uno de los diversos países y de la expectativa del comportamiento de sus economías para los siguientes meses.
Déjeme ponerle el ejemplo de Colombia. Si la segunda vuelta de las elecciones presidenciales fuera ganada por Gustavo Petro y hubiera la expectativa de una política fiscal más expansionista, el peso colombiano, que le ha ganado 4.5 por ciento al dólar en este año, quizás se debilite.
Si, como pasó la semana pasada al conocerse las minutas de la Junta de Gobierno del Banxico, se consolida la convicción de que la autoridad monetaria mexicana va a persistir con incrementos agresivos de las tasas de interés hasta contener la inflación, quizás nuestro peso gane aún más fuerza.
3-¿Existe el riesgo de que nuestra moneda nuevamente se vaya a niveles por arriba de los 21 pesos o más arriba?
Sí, esa posibilidad existe, aunque en este momento ese escenario no sea el más probable.
Pero hay que tomar en cuenta que estamos en una etapa de alta volatilidad. No es descartable del todo el que en este camino de normalización de la política monetaria pueda haber acontecimientos fuera de lo previsto y se presenten episodios de especulación y volatilidad, contra los cuales se podría hacer muy poco.
Será necesario estar al tanto de lo que suceda, sobre todo en la economía de los Estados Unidos, para calibrar ese riesgo.
4-¿A quién beneficia y a quién perjudica el peso fuerte?
Aunque tradicionalmente se sabe que los importadores ganan con un peso fuerte y los exportadores pierden, hoy tenemos un aparato productivo en el que muchos de los grandes exportadores también son importadores relevantes.
Definitivamente son perjudicados aquellos que tienen que pagar sus insumos en pesos (a las tasas de inflación que tenemos) y exportan en dólares más débiles. Y viceversa. Si la mayor parte de los costos son en dólares más baratos y las ventas en pesos pueden repercutir la inflación local, puede haber beneficios.
Para el conjunto de la economía, un tipo de cambio relativamente estable ancla las expectativas inflacionarias y contribuye a acercarse a las metas del Banxico.
5- ¿No tiene ningún mérito el gobierno en la fortaleza del peso?
Así como se equivocan quienes le atribuyen al gobierno la responsabilidad del peso fuerte, también lo hacen quienes afirman que el gobierno no tiene en ello ninguna responsabilidad.
Ayer se dieron a conocer las cifras de finanzas públicas hasta el mes de abril y se reportó un déficit público relativamente pequeño, apenas de 13 mil millones de pesos.
Ese equilibrio en las cuentas del gobierno y la convicción de que esta administración va a persistir en ello hasta el final, son factores que explican también la fortaleza del peso.
Y otro muy relevante son las señales de que, pese a las dudas que hubo, hoy existe la certeza general de que el gobierno está respetando la autonomía del Banco de México y éste la ejerce.