Se terminan las campañas políticas y con ello concluye la temporada de encuestas preelectorales. Por ello quisiera dedicar este espacio a los encuestados, a todos los que dedicaron un poco de su tiempo para responder alguna encuesta sobre intención de voto durante este periodo electoral. Me refiero a hombres y mujeres cuya disposición a participar en las encuestas hicieron posible, una vez más, una enorme recopilación de información sobre las preferencias y opiniones políticas en un periodo de campañas electorales.
Se habla mucho de las encuestas, pero muy poco de los encuestados. Y cuando alguien se refiere a ellos suele ser de forma despectiva, señalando que mienten, o que esconden su voto, o que cada vez rechazan más las entrevistas. Pero en realidad hay que agradecerles a miles de encuestados por sus respuestas sinceras, ya que sin ellas no sabríamos qué está sucediendo en este o en cualquier otro proceso electoral.
Los encuestados son el componente más importante de la actividad demoscópica. Todo lo demás, el muestreo, el diseño de cuestionarios, el trabajo de campo, el análisis estadístico, se hace con el mayor cuidado posible para que sus opiniones queden bien plasmadas en los resultados. Una encuesta es una recopilación de las diversas voces ciudadanas a través de los encuestados, a partir de la cual podemos inferir lo que piensa el electorado en su conjunto.
Al responder las encuestas, los encuestados nos permiten generar información, datos, porcentajes y estimadores que orientan el proceso electoral y que construyen parte de la narrativa de nuestra competencia democrática. Las respuestas de los encuestados sirven como guía para quienes formulan las propuestas y mensajes de campaña, para los candidatos y sus estrategias, para los periodistas en su cobertura electoral, para los analistas en sus comentarios políticos y para muchos ciudadanos en sus hábitos de información.
En una encuesta probabilística, los encuestados forman parte de una selección. Sí, los encuestados son seleccionados. Pero a diferencia de una selección como la de futbol, que busca a los más atléticos o a los más talentosos, esta es una selección cuyo objetivo es formar una muestra que refleje lo mejor posible a la población en su conjunto, que sea lo más representativa de los diversos puntos de vista y opiniones que hay en el país, considerando las diversas regiones y los distintos rasgos socioeconómicos de la población.
Gracias a la participación de los encuestados, una encuesta puede reflejar la enorme diversidad nacional, las diferencias políticas que nos distinguen, la amplia pluralidad, y con todo ello delinean a la opinión pública, documentan las preferencias del electorado y dejan registro del sentir social. Cuando participan en una encuesta, los encuestados ponen en práctica, quizás sin saberlo, varios principios democráticos, como la libertad de expresión, al manifestar abierta y sinceramente sus opiniones y puntos de vista; pero también la igualdad política, ya que la encuesta da el mismo peso a cada opinión expresada independientemente de la posición social de los encuestados. También se practican el respeto y la tolerancia, ya que en una encuesta no hay opiniones correctas o incorrectas, no hay posturas mejores o peores. La opinión de todos se registra y se contabiliza de igual manera, independientemente de sus características sociales o de sus niveles de información.
A los encuestados hay que agradecerles por su tiempo y por sus respuestas. Gracias a todos los que participaron en alguna encuesta, por abrirnos su puerta, o por habernos tomado una llamada, o por haber respondido en línea. En reciprocidad, espero que las encuestas en esta temporada terminen siendo una fiel medición de sus opiniones y actitudes, y que estas hayan abonado al proceso democrático con rigor y transparencia. Por lo pronto, quedan unos días en los que la atención aún estará centrada en lo que digan los encuestados, pero el domingo 1 de julio toda nuestra atención estará en lo que finalmente digan los votantes.