La gasolina ha subido en las últimas semanas. Eso es un hecho que puede constatar cualquiera que vaya a cargar el tanque de su vehículo.
Hoy, el INEGI va a revelar, en el gran promedio nacional, cuánto es el aumento que se ha producido en la última quincena cuando dé a conocer el comportamiento de los precios.
Y la razón fundamental del incremento es que el precio internacional del combustible también se ha incrementado.
La tendencia alcista en los precios de las gasolinas en Estados Unidos, país del que importamos la mayor parte del combustible que consumimos, se empezó a notar a partir del 11 de febrero. Desde esa fecha hasta el día de ayer, el incremento en los mercados internacionales es de 12% en dólares.
A este incremento, hay que sumarle el comportamiento del dólar. En los primeros días de febrero tuvimos un tipo de cambio que estuvo apenas por arriba de los 19 pesos y en el curso de los siguientes días se ha encarecido entre 20 y 30 centavos.
Hasta ahora, la Secretaría de Hacienda no ha introducido ‘incentivos fiscales’ en el mercado de las gasolinas, lo que significa que se sigue cobrando el IEPS completo.
El resultado es que, en lugar de tener una gasolina Magna o regular, en la Ciudad de México, en 19.70 o una cifra parecida, como estaba a final de enero, ayer, en buena parte de estaciones de servicio en la Ciudad de México, ya se vendía entre 20.30 y 20.50 pesos, lo que implica un incremento de alrededor de 3.5%.
Claro, si se compara el precio actual con el de noviembre pasado, prácticamente no hay cambio.
Hay que recordar que la política de precios explícita por parte del gobierno de AMLO es impedir que los incrementos de las gasolinas vayan a ser superiores a la inflación.
De modo que habrá que observar la trayectoria de los precios internacionales.
Si éstos siguieran hacia arriba, y por lo tanto, el costo de importar el combustible también, entonces lo más probable es que empezaran a operar los incentivos fiscales, y el gobierno a dejar de recaudar parte del IEPS que tenía previsto.
El estimado de recaudación de este impuesto para 2019 es de 269 mil millones de pesos.
Si los incentivos fiscales fueran ocasionales o pequeños, entonces habría un impacto limitado en los ingresos del gobierno.
Pero si resulta que los precios internacionales se van para arriba, entonces sí puede haber un impacto relevante en las finanzas públicas.
Y este no es un escenario improbable: algunos operadores del mercado de combustibles ven presiones alcistas acentuadas en el verano.
El efecto de ello, me temo, sería un nuevo ciclo de recortes en el gasto del gobierno, pues ya quedó claro que no habrá incrementos de impuestos.
Una buena noticia, en medio de esta circunstancia de riesgo que se ha hecho visible en los últimos días, es que la expectativa del tipo de cambio ha mejorado para este año.
La más reciente encuesta de Citibanamex da una mediana de 20 pesos para el cierre de este año, cuando el mes anterior lo ubicaba en 20.17 pesos.
La perspectiva de que podría ya no haber más alzas en las tasas de EU, ha ayudado a mejorar la perspectiva para el peso.
En resumen, si se cumple que la gasolina no suba más allá de la inflación, entonces, el escenario de mediano plazo son precios finales de las gasolinas que difícilmente subirán mucho más, pero probablemente con un costo fiscal más allá de lo estimado.