Es comprensible que Ricardo Monreal, que ha construido un capital político desde los años noventa, pondere sus opciones a futuro y busque sacar a su perfil el máximo rendimiento posible.
Lo que es difícil de entender es que fuerzas tan antagónicas como la oposición y el oficialismo tengan algo en común, ellos que no comparten prácticamente nada: el que pasan las semanas y lucen como quien no sabe si quiere o no en sus filas al zacatecano.
Hay algo de déjà vu en lo que ocurre hoy con Monreal, el oficialismo y la oposición. Y es más que un déjà vu, es prácticamente una repetición, a mayor escala, de Ricardo negociando con bandos opuestos por una candidatura. Y algunos de los protagonistas del pasado y de hoy son exactamente los mismos. Recordemos.
Hace un lustro Monreal quería que Morena lo hiciera candidato. Una de sus rivales en esa pretensión era Claudia Sheinbaum. El método para decidir quién competiría en la elección de jefe de Gobierno capitalino fue una encuesta. El rumor a voces era que la doctora, y no el doctor en derecho, sería ungida candidata… ¿Les suena?
En agosto de 2017 se dio a conocer la encuesta y en ella la favorita “de la gente” fue Sheinbaum y no el entonces jefe de la delegación Cuauhtémoc. ¿Qué hizo Monreal? No aceptó los resultados y negoció con la oposición si se iba con ellos, si repetía –cosas de los déjà vu– lo que había hecho dos décadas atrás, cuando defeccionó del PRI para lanzarse por el PRD a la gubernatura de Zacatecas, que a la postre ganaría.
O sea que esta película ya la vimos dos veces, y en ambas tuvo el mismo final: Monreal se quedó del lado de Andrés Manuel López Obrador. Creo que el líder del Senado hará esta vez lo que ha hecho un cuarto de siglo: estar con AMLO.
Y aunque hay tiempos para todo, es difícil de entender por qué la oposición sigue negociando con el zacatecano, o por qué Morena permite a Ricardo lo que no le permite a nadie: dudar.
En todo caso, con estas palabras de Monreal terminó la película en noviembre 2017. ¿Les suenan?
“En las últimas semanas me he reunido con dirigentes de diversos partidos políticos y representantes de diferentes expresiones. Hemos platicado, he escuchado sus propuestas y hemos intercambiado opiniones acerca del país y de nuestra ciudad. Lamentablemente hasta ahora no se han transparentado ni se han concretado propuestas y esto me aleja cada día más de ellas. Quiero agradecerles a todos su deferencia y les reitero mi respeto, seguramente seguiremos conversando por el bien de la patria. Pero también debo señalar que me reuní con Andrés Manuel López Obrador. Lo escuché después de varios meses, intercambiamos puntos de vista sobre el régimen político y la urgencia de transitar hacia una nueva era, hacia una transformación profunda, hacia un cambio verdadero. Sobre las propuestas que he recibido estoy evaluando cuál será el rumbo que deberé tomar. Tengo que atender el cambio electoral, no se puede sobrepasar esa fecha, como también tengo que atender los intereses de la ciudad. Sin alejarme de los principios y de la congruencia que he intentado siempre mantener. Hasta ahora la impaciencia no me consumió, la ambición no me tocó, ni el fuego de la indignación por una injusticia y perversión no me devoró (…). No soy ambicioso, no tengo aspiraciones desmedidas. Soy un hombre de familia y de fe. Por lo pronto mi decisión es continuar al frente de la delegación”.