Todos los caminos del presidente Andrés Manuel López Obrador sobre el caso de Emilio Lozoya, llegan a Odebrecht, el conglomerado brasileño que pagó sobornos en 12 países. Sus referencias sobre la putrefacción de la clase política mexicana parten de las analogías como en prácticamente todos lados donde Odebrecht actuó ilegalmente, cayeron en desgracia funcionarios, incluidos presidentes, pero en México ningún pez gordo, hasta ahora.
Ese caso le obsesiona y cree que ahí encontrará la bala de plata que demostrará la corrupción que adjudica sin matices a los gobiernos que lo precedieron, y justificar con hechos sus dichos. Sin embargo, diría él, hay otros datos.
Lozoya negoció con la Fiscalía General que, a cambio de impunidad declararía, entre otros casos, sobre Odebrecht, donde el gobierno espera armar el mapa de cómo repartió el dinero para conseguir votos para la Reforma Energética y financiar campañas políticas. Pero no será fácil construir el caso sobre esas líneas, porque son falsas. O al menos es lo resulta de la declaración ante la Fiscalía brasileña de Luis Alberto de Meneses Weyll, director de Odebrecht en México durante el tiempo de los sobornos, quien hizo un recuento pormenorizado de a quién compró y con quienes se asoció.
De Meneses Wyell llegó a México en 2009 como director general y fue el responsable de pagar los sobornos a Lozoya, de acuerdo con el testimonio confidencial que hizo ante la Fiscalía Brasileña, con la presencia de funcionarios de la entonces Procuraduría General de la República, al que se tuvo acceso. Las respuestas que brindó, sin embargo, no son lo que se espera en México como el tesoro de Odebrech. No aparece en su declaración, sugerencia alguna de financiamientos de la campaña presidencial de Enrique Peña Nieto, como se ha sugerido, y sólo aparece su involucramiento en una.
“En 2010 contribuimos con la campaña del gobernador de Veracruz a través de un empresario socio nuestro. Yo no puedo indicar si el dinero (llegó) a la campaña. ¡Yo aporté para que (llegara) a la campaña! Fueron 500 mil dólares para la campaña de 2010. En 2012 hicimos ese pago para Emilio en reconocimiento a lo que él nos había contribuido y, con mi intención y apuesta (como se concretó) que él vino a tener la importancia… en una empresa.
–¿A través de qué fue ese pago?, preguntaron los fiscales brasileños.
“Nuestro empresario/socio Filipe Ruiz, que tenía una empresa de ingeniería llamada Ruso Ingeniería. Nos asociamos con él para conquistar contratos en Veracruz. En 2012, como yo relaté, un monto total de 4 millones. Entre 2013 y 2014, el monto total fue de 6 millones”.
De Meneses Wyell se refería a Juan Felipe Ruiz Ortiz, que ya falleció, quien con su hijo Juan Felipe Ruiz Sosa, dueños de Constructora Ruso, se asociaron con Odebrecht en 2013, cuando el gobierno de Veracruz de Javier Duarte, les adjudicó directamente el Proyecto de Propósitos Múltiples de Xalapa. En las 50 páginas del testimonio de De Meneses Wyell, no hay ninguna otra referencia de financiamiento a campañas políticas.
–Durante el periodo que ejerció el cargo de director general, ¿tuvo conocimiento que un alto funcionario de Pemex, a través de la Dirección de Operaciones Estructuradas de Odebrecht, recibió valores extraordinarios o sobornos para el beneficio de Odebrecht, por ejemplo, la adjudicación de contratos?
La Dirección de Operaciones Estructuradas fue el área de donde salió el dinero para los sobornos trasnacionales.
“Sí, yo conozco los pagos”, respondió De Meneses Wyell. “Yo solicité los pagos a la Dirección de Operaciones Estructuradas y generó, efectivamente, un beneficio”.
–¿Puede especificar?
“Autoricé los pagos como un reconocimiento por una relación que existía y extrapolaba un periodo efectivo de, digamos, la presencia de ese funcionario”.
–¿Puede decir el nombre?
“Emilio Lozoya. Yo conocí a Emilio Lozoya (cuando) llegué a México en 2009. Él ejercía el cargo de Director del Foro Económico Mundial y por ser mexicano, tenía un conocimiento que consideré útil para definir mi plan. Así lo hicimos. De 2009 a 2012 tuvimos innumerables encuentros, siempre que él iba a México yo lo consultaba para que él me orientase de qué manera nosotros podríamos desarrollar negocios.
“Las orientaciones resultaron positivas para nuestras pretensiones, al indicarnos qué empresarios podrían complementar nuestras (capacidades). Entre 2009 y 2012, diría que fue un consultor para estructurar los programas. Y en ese periodo nosotros tuvimos con él… una atención… En la medida que en 2012 pasa a tener una relevancia en… la estructura política-administrativa, se sumó esa consideración al interés mío en invertir en una relación que nos podría resultar beneficiosa”.
De Meneses Wyell admitió que de no haber entrado a la campaña presidencial de Peña Nieto, el “reconocimiento” hubiera sido “mucho menor”, y “entendía que él ya hacía justo a recibir un reconocimiento por todo que nos apoyó en ese periodo… y yo autoricé… el pago de 4 millones (de dólares) para que él pudiera tener un posicionamiento efectivo”. Los fiscales le preguntaron en dónde consiguieron contratos por esa vía.
“Estoy hablando de Veracruz… De la misma forma me presentó a empresarios de Hidalgo, y también logramos una relación muy positiva, porque complementó nuestras competencias. Ahí estoy hablando del empresario Tapia… Industrias y Construcciones Tapia…Yo sentía apoyo por parte de Emilio Lozoya. Y por ello, entendiendo que en la medida que él tuviese una posición de relieve, por conocernos y confiar, creí que podríamos tener a través de él un posicionamiento más efectivo. Esta evaluación se concretó efectivamente. Al asumir la dirección general de Pemex, nosotros entendimos que tendríamos una persona que en que confiábamos y en quien podríamos apoyar nuestras pretensiones en Pemex”.
Nota: En la transcripción del interrogatorio se hicieron mínimas ediciones para facilitar su comprensión al español, que en ningún momento alteraron el sentido ni el contenido de las declaraciones.