Los mensajes hostiles del gobierno al Partido Verde Ecologista se ven desde un avión y ponen en evidencia conflictos entre estos dos viejos aliados electorales que dentro de poco podrían dejar de serlo.
Así es que en las próximas elecciones presidenciales –y comicios concurrentes en nueve estados para renovar gubernaturas– podríamos no ver a PRI y PVEM juntos, como ha venido ocurriendo desde 2006.
En el PRI, o en el gobierno, consideran que el Verde pesa muy poco en las alianzas y que tal vez podría captar mayor votación si va solo que en caso de ir juntos.
Los más altos exponentes del Partido Verde han subrayado en reiteradas ocasiones que su alianza no es con el PRI sino con el presidente Peña. Y Peña Nieto no estará en la boleta del próximo año porque en diciembre se va a su casa.
Aunque el líder nacional del PRI, Enrique Ochoa, ha dicho de manera pública que las alianzas fueron clave para ganar en comicios competidos, como sucedió en Estado de México, el hecho es que en el gobierno hay rechazo hacia el partido del tucán.
Los hechos están a la vista. Es cuestión de saber leer los periódicos.
El PVEM obtuvo en el Estado de México 72 mil votos, según el cómputo final del PREP. Muy poco.
Claro, sin el Verde ni el PANAL ni el PES, el PRI no hubiese ganado en esa entidad, donde Morena obtuvo más votos que el partido gobernante.
Pero los estrategas del PRI son caprichosos en sus análisis y audaces para llevarlos a la práctica. Temerarios, dirían algunos. De ahí que se contemple la idea de “soltarle la tienda” al Partido Verde para que vaya solo a la elección presidencial, con candidato propio.
Se piensa que mutuamente se quitan votos. Es decir, los verdes pueden captar, solos, más votos de los que ahora tienen si van con el PRI.
Opinan que un auténtico Partido Verde, con sus propios candidatos y banderas, alcanzaría mayor credibilidad y desde luego mucho mejor votación que la que le proporciona su alianza con el PRI.
Esa alianza que sostienen desde las épocas de Roberto Madrazo y Jorge Emilio González, de acuerdo con los analistas, es un freno para el Verde y una carga muy onerosa para el PRI.
Los votos que obtendría el Verde si fuera solo se los quitaría a los auténticos rivales electorales del PRI: Morena y PAN, especialmente entre la población joven.
Tal como está, el Verde Ecologista es un partido que se empequeñece y necesita rescatarse, pues en México hace falta una auténtica opción de ese color, con credibilidad, y su alianza con el PRI, más errores propios, se la restan.
Por otra parte, los priistas, o el gobierno, le están haciendo saber al Verde, de manera ruda pero inequívoca, que ya no lo quieren.
Vamos a ver si ese divorcio que está en curso, de concretarse, ocurre en buenos términos o se avientan la vajilla y rompen los retratos. Según lo que ocurra, el panorama cambia.
Porque los verdes –como cualquier político–, saben cómo y dónde purificarse, y junto a quién limpiar sus pecados.