Ni los optimistas esperaban un resultado en materia de crecimiento económico en México como el que ayer dio a conocer el INEGI en el mes de agosto. Vaya, ni siquiera el INEGI lo esperaba.
Su indicador oportuno arrojaba una previsión de 3.2 por ciento y en el escenario más optimista, se esperaba un alza de 4.4 por ciento.
Pues el resultado fue que, a tasa anual, resultó de 4.7 por ciento.
En el sector industrial, con una tasa de 3.0 por ciento, no hubo diferencia respecto a la previsión.
Pero, las cifras fueron completamente diferentes en el sector terciario, que incluye el comercio y los servicios.
La previsión del INEGI para este conjunto de actividades marcaba un 3.1 por ciento y resultó en la realidad de 5.4 por ciento.
Hay algunos sectores que presentaron saltos espectaculares. Por ejemplo, el de hoteles y restaurantes tuvo un incremento de 23 por ciento a tasa anual respecto a agosto del 2021 y de 5 por ciento con relación a julio.
Sin duda, el movimiento turístico, así como la actividad restaurantera y de cafés y fondas, va claramente hacia arriba.
Otro sector que despuntó es el de transportes y telecomunicaciones, que creció en 13 por ciento a tasa anual.
Igualmente, el comercio mayorista va viento en popa pues tuvo un crecimiento de 11 por ciento.
Solo cito algunos de los subsectores más destacados.
Estos datos muestran que el crecimiento de la economía ya no está basándose exclusivamente en las exportaciones, sino que ahora parece que finalmente se está apoyando fuerte en el mercado interno.
Permítame poner sobre la mesa algunas posibles explicaciones a este repunte.
1- El crecimiento de la masa salarial real del sector formal de la economía. De acuerdo con los datos del IMSS, hasta el mes de septiembre hubo un crecimiento de 4 por ciento en el número total de asegurados al IMSS. Por otro lado, el salario promedio de cotización creció en 11.3 por ciento. Con una inflación que fue de 8.7 por ciento en ese mes, el crecimiento del salario real es de 2.4 por ciento.
Así que la masa salarial real de los trabajadores del sector formal de la economía creció en 6.5 por ciento en septiembre, una cifra parecida a la de agosto y que es una de las bases del aumento del mercado interno.
2- Las remesas continuaron con niveles muy elevados. En agosto llegaron 5 mil 122 millones de dólares, lo que implicó una tasa de crecimiento anual de 7.9 por ciento. No se puede insistir lo suficiente en la relevancia de este ingreso para millones de familias mexicanas que tienen en las remesas una fuente esencial de ingresos y que apoyan en ellas una parte importante de su consumo.
3- El crédito al consumo va para arriba. En el mes de agosto, el crédito al consumo otorgado por la banca comercial creció en 6.2 por ciento en términos reales y, específicamente, el crédito en tarjetas lo hizo en 7.1 por ciento. Es decir, tenemos a consumidores que ya tienen más confianza para hacer uso de sus plásticos y para emplear sus líneas de crédito, lo que apalanca también al consumo y al mercado interno.
Con los indicadores disponibles se podría estimar que el crecimiento del PIB en el tercer trimestre de este año será de 3.3 a 3.5 por ciento, y el promedio de los tres primeros trimestres de este año andará en 2.4 por ciento.
Si la economía –como pareciera ocurrir – va a bajar su ritmo de actividad en el cuarto trimestre y creciera solo en 2.5 por ciento, por ejemplo, terminaría el año con un PIB de 2.4 por ciento como promedio para el 2022, por arriba del consenso, que marca un 2.0 por ciento.
Seguramente, tras el dato del día de ayer, la mayor parte de los analistas van a revisar hacia arriba sus expectativas. Ya veremos en las siguientes semanas qué es lo que ahora anticipan.
Por lo pronto, el crecimiento resultó mejor de lo previsto.