Morena y sus aliados tienen mayoría absoluta en la Cámara de Senadores.
No necesitan negociar para aprobar reformas a leyes secundarias.
Esa mayoría garantizaba que las reformas legales que se aprobaron entre la noche del 28 y la madrugada del 29 de abril pudieran haberse aprobado sin dificultad en una sesión de la Cámara en la que hubieran estado presentes los senadores de todos los partidos.
Como usted sabe, lo que detonó la ausencia de la oposición en la última sesión del periodo ordinario fue el hecho de que el Senado rechazó el nombramiento de Rodolfo Salgado como comisionado del INAI, a pesar de que, de acuerdo con los coordinadores legislativos de todos los partidos opositores, el presidente de la Junta de Coordinación Política y coordinador de los senadores de Morena, Ricardo Monreal, ofreció sacar adelante la votación.
Pero ¡sorpresa! No se cumplió el acuerdo y Morena bateó el nombramiento.
En este caso, la única duda es si se chamaquearon a Monreal los de Morena o si él se chamaqueó a todos los otros coordinadores de la oposición.
Mi impresión es que sucedió lo primero: lo querían acabar. Pero, para el caso es lo mismo.
Hoy Monreal tiene cero credibilidad entre la oposición y… los senadores morenistas, que realmente están encabezados por César Cravioto, se ríen de él.
El resultado fue que la oposición, ofuscada, tomó la tribuna de la Cámara de Senadores, presuntamente para impedir que se realizara la sesión… lo que fue un absurdo.
Esa tarde, en medio de ese cuadro, los senadores morenistas fueron convocados a Palacio Nacional.
Iban a tener el honor de ser recibidos por el presidente López Obrador.
Estuvieron el presidente y sus corcholatas, incluyendo a Monreal, que después de dos años había sido invitado a Palacio.
Allí les dijo que en un plazo de 90 días debería estar el candidato de Morena –quien él ve como su sucesor o sucesora– e instruyó a los senadores a que se fueran a atender los pendientes.
López Obrador y los senadores conocían que no era necesario violentar los procedimientos y los tiempos para sacar adelante todas las reformas pendientes.
Pero la instrucción era clara. Y, como le hemos dicho, en Morena hay una obsesión desde hace varias semanas por satisfacer hasta el menor capricho del líder supremo.
Y si Monreal había sido incluido de nuevo entre las corcholatas, era irrelevante para él violar los acuerdos. Finalmente, a eso lo habían empujado.
Por eso la oposición, en una estrategia discutible, dejó sola a Morena y sus aliados.
Ofuscados, cansados y decepcionados, nunca pensaron en la posibilidad de reventar la 'noche negra' de Morena.
A AMLO ya no le interesan las reformas legales. Si salen, es algo magnífico. Si no, qué remedio, puede argumentar que le hicieron la lucha y el summum de los conservadores, lo impidió. Ya quedará pendiente lo que se rechace para un cambio que ocurra en el futuro.
El tema de fondo era demostrar que era él quien daba las instrucciones a los senadores, y ellos, como si fueran soldados rasos, se cuadraron y aceptaron todo, ilegal o no.
¿Hay algún legislador de Morena que quiera poner en riesgo su puesto, su fama pública o incluso su libertad por cuestionar a AMLO? Si hubiera alguien así es que se equivocó de partido… o de país.
Los hechos de la madrugada del 29 de abril fueron algo semejante al momento fundacional en el que se anunció la cancelación del aeropuerto de Texcoco.
El tema de fondo era y fue: ¿quién manda aquí?
Como ocurrió en ese entonces, ya estamos en otra fase de la historia de este sexenio.
AMLO va a emplear a fondo todos, en verdad todos, los recursos de la Presidencia para asegurar la continuidad de su proyecto.
No habrá contemplaciones, ni con los de afuera ni con los de adentro.
¿Ya escucharon Monreal y Ebrard?
Y, es más, las reglas en materia de revocación de mandato le van a permitir controlar a quien le suceda, sea opositor o de Morena… pero, de eso hablaremos en un próximo texto.