Las elecciones intermedias en México casi siempre han traído cambios en el balance político del país, por ser usualmente “plebiscitos” sobre el gobierno en funciones.
¿Ocurrirá también en este 2021 una modificación sustancial de la composición de la Cámara de Diputados?
Hagamos un repaso por lo que han significado políticamente las últimas cinco elecciones de medio término.
1- En 1988 se presentó por primera vez una fuerte competencia electoral y el triunfo de Carlos Salinas fue por el margen más estrecho hasta entonces. En la Cámara de Diputados, el PRI quedó apenas con el 52 por ciento de los asientos. Esa circunstancia se revirtió sorpresivamente en 1991, cuando el PRI tuvo un gran triunfo y aumentó en 12 puntos porcentuales su participación en el número de legisladores en la Cámara, llegando al 64 por ciento.
2- El año de la violencia política en México, 1994, cambió las cosas para el PRI. Ernesto Zedillo logró un triunfo holgado en la contienda presidencial y el PRI ratificó su fuerte presencia en la Cámara, al quedarse con el 60 por ciento de los asientos.
Eso cambió en 1997. La profunda crisis económica de 1995 pasó factura al partido gobernante y por primera ocasión en la historia perdió la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados, al quedarse solo con 239 asientos, el 47.8 por ciento. El PRD desplazó al PAN como segunda fuerza política al conseguir el 25 por ciento de las posiciones en la Cámara.
3- El año 2000 marcó otro hito en la historia, cuando el PRI perdió la Presidencia. Vicente Fox ganó la contienda, pero el PAN no consiguió la mayoría en la Cámara y Fox se convirtió en el presidente con la menor proporción de diputados de su partido, apenas el 41.2 por ciento. Las elecciones intermedias de la era de Fox en 2003 fueron una tragedia para el PAN, pues perdió 71 diputados respecto a la legislatura anterior y se dio el primer caso de la historia en el que un partido opositor fue la principal fuerza en la Cámara de Diputados cuando el PRI alcanzó el 44.4 por ciento. El PAN apenas consiguió el 30.6 por ciento.
4- En las elecciones de 2006, el PAN logró no solo ganar la Presidencia sino recuperar parte de lo perdido en la Cámara, al conseguir el 41.2 por ciento de los asientos y volver a ser la fuerza política más grande del Congreso.
Sin embargo, en el 2009 se repitió la historia y perdió 63 posiciones en la Cámara. Nuevamente un partido opositor, el PRI, se convirtió en la fuerza política con más peso en la Cámara, al llegar al 47.4 por ciento de los asientos.
5- Aunque el PRI ganó en 2012 la Presidencia, en esa elección perdió 25 posiciones en la Cámara respecto a lo obtenido en 2009 y alcanzó solo el 42.4 por ciento, suficiente sin embargo para ser la principal fuerza política del Congreso.
El 2015 no fue la excepción a elecciones intermedias en las que los ciudadanos castigan al gobierno en el poder, ya que el PRI perdió 15 diputaciones. Sin embargo, a diferencia de lo que ocurrió en los gobiernos panistas, se mantuvo como la principal fuerza política en la Cámara.
En ese año fue el debut electoral de Morena, que obtuvo un 9.2 por ciento de los asientos y apareció como la quinta fuerza política en el Congreso.
6- Para 2018, a pesar del triunfo arrollador de AMLO, Morena nominalmente solo obtuvo el 38.2 por ciento de los asientos en la Cámara. Sin embargo, algunos de sus militantes contendieron con otras siglas, como las del PES y del PT. Al instalarse la Cámara, Morena ya tenía el 49.4 por ciento y con sus aliados, logró sumar más del 66 por ciento de los legisladores.
Lo usual en la historia política reciente ha sido una Cámara en la que ninguna fuerza tiene la mayoría absoluta y menos la mayoría calificada. Lo vivido en los pasados tres años fue algo inusual en la historia política reciente.
Veremos si Morena logra resistir el estigma de que las elecciones intermedias hagan perder asientos, a veces incluso muchos, al partido en el poder.