Señor presidente de los Estados Unidos, Joseph Biden: sea usted bienvenido en su primera visita como presidente de Estados Unidos a estas tierras mexicanas.
Le ofrecemos una disculpa por el hecho de que el gobierno mexicano lo hizo aterrizar en un aeropuerto que deja mucho que desear. Pero sabemos que usted vino con el ánimo de estrechar las relaciones entre los países, así que no le importó el hecho, aunque su equipo de seguridad no haya estado tan contento.
Sabemos que en sus reuniones bilaterales con el presidente mexicano y en las de los tres líderes de América del Norte mantendrá una visión constructiva para consolidar la relación.
Nuestra zona tiene un volumen de intercambio comercial de casi 1.6 billones (trillions) de dólares, lo que la convierte en una de las áreas más importantes del mundo en cuanto a comercio internacional.
Pero, además el comercio de Estados Unidos con México y Canadá es el 30 por ciento del total del que realiza su país, lo que le da una enorme relevancia, que ha sido creciente en los últimos años, a partir de los conflictos comerciales con China y de la disrupción de las cadenas de suministros producida por la pandemia y luego por la invasión rusa a Ucrania.
El potencial de crecimiento de la región, a partir del retorno de inversiones que están o estaban en Asia, es enorme.
Pero, además, la cercanía y seguridad en la proveeduría pueden disparar la productividad y competitividad de la región.
Creo que los tres mandatarios de la región están conscientes de esta oportunidad.
Por eso es que necesitamos de su ayuda.
El presidente Andrés Manuel López Obrador ha desarrollado una política energética que puede poner en riesgo esta oportunidad de la que estamos hablando.
Aconsejado por personajes que siguen instalados en el siglo XX, han echado para atrás los esfuerzos por hacer más eficiente y competitivo al sector energético.
Su gobierno, así como el del primer ministro Justin Trudeau, lo han entendido perfectamente y han hecho uso del recurso que ofrece el tratado comercial que tenemos entre los tres países para pedir al gobierno de López Obrador que deje de violar las normas que fija este tratado y que respete los compromisos suscritos.
Diversas empresas norteamericanas, europeas e incluso asiáticas, que pueden instalarse en México, lo pensarán dos veces al ver los problemas que existen en el abasto de electricidad y en particular de electricidad limpia.
Sabemos que el presidente López Obrador le tiene grandes consideraciones y que lo último que quiere es un conflicto con Estados Unidos.
Aquí en México le hemos tratado de explicar una y otra vez que mantener un ambiente competitivo en el sector de la energía en nada se riñe con su propuesta de fortalecer las empresas estatales.
Sí lo hace con los intereses de los directivos de Pemex y CFE, que quieren eliminar a la competencia para quedarse con el mercado.
Si usted le explica que en caso de que nos vayamos a un panel de solución de controversias en el tema energético, se va a crear un ambiente de incertidumbre que va a afectar a toda la región y va a detener el flujo de inversiones, quizás López Obrador lo escuche.
Además, le debe el favor que le hizo al aterrizar ayer en el aeropuerto Felipe Ángeles, una de sus obras consentidas.
Ya se reunió usted antes con el presidente López Obrador y sabe cómo se las gasta. En lugar de aprovechar el tiempo de conversación le dio un sermón cuando acudió a la Casa Blanca en julio del año pasado. Quizás vuelva a hacerlo para tratar de eludir en la conversación los temas más espinosos en la relación de los dos países. Ojalá no.
Mr. Biden, le deseamos su suerte en su futuro político. A México le convendría que se quedara en la Casa Blanca hasta el 2028. Sabemos que no será fácil ganar las elecciones del 2024, pero ojalá tenga el mayor de los éxitos.
Esperamos que su estancia en México sea agradable y productiva.
Atentamente.