El comportamiento de la economía en el 2024 va a estar influido por factores económicos y políticos que tienen un carácter incierto.
Hay al menos cinco procesos concurrentes que van a incidir de manera notable en cómo le vaya a la economía este año.
Se trata de la evolución de la política monetaria tanto en México como en Estados Unidos; el impacto que puedan tener en las inversiones los procesos electorales en ambas naciones; el alcance efectivo del nearshoring en México; las consecuencias del ambiente geopolítico que exista en 2024 en el mundo, y los impactos de los saltos tecnológicos que se están presentando hoy.
Vamos por partes.
1-La política monetaria y su incierto futuro.
La expectativa es que las tasas de interés bajen tanto en México como en Estados Unidos. Quizás antes en nuestro país que en nuestro vecino. Pero no hay certeza de cuándo vaya a suceder.
La expectativa, además, es que desciendan lentamente, pero eso dependerá del ritmo al que baje la inflación, lo que hoy es todavía una interrogante.
Dinero caro por bastantes meses todavía parece ser el escenario más probable.
2-La incertidumbre que pueden traer los procesos electorales.
Por definición, el resultado de una elección es incierto, sobre todo si hay condiciones razonables de competencia.
En el caso de México no me refiero solo a la elección presidencial, en la que la candidata de Morena, Claudia Sheinbaum, parece tener amplia ventaja, sino al tema más incierto de la composición de las dos cámaras del Congreso, que puede influir fuertemente en los escenarios de mediano plazo y traer incertidumbre en este mismo año.
En Estados Unidos apenas vamos a entrar a la etapa más compleja. Trump seguramente ganará las primarias del Partido Republicano, pero los procesos legales en su contra pueden traer una situación inédita en la elección de noviembre, con un candidato que podría ganar estando bajo proceso, lo que también podría traducirse en incertidumbre.
3-El alcance del nearshoring en México.
Es un hecho que el nearshoring no se ha expresado en los flujos de inversión extranjera directa registrada. Pero podría ser que sí se estuviera expresando en el crecimiento extraordinario de la inversión fija bruta, que en los primeros 9 meses del 2023 creció a un ritmo de 19.8 por ciento.
Si las inversiones asociadas al nearshoring se concretan de manera creciente en este año veremos seguramente un muy buen desempeño de la inversión de nueva cuenta y quizás un crecimiento económico superior al previsto.
4-Las variables geopolíticas.
En 2022 el mundo vio el comienzo de un conflicto militar que aún no termina: la invasión rusa a Ucrania. En 2023 vimos el estallido de otra guerra: un ataque terrorista de Hamás a Israel que dio lugar a la invasión de este país a Gaza. En ninguno de los dos conflictos se prevé un desenlace cercano y hay consecuencias que pueden ser imprevisibles.
En caso de que el radicalismo musulmán responda al ataque de Israel con algún atentado terrorista de gran escala fuera de la zona de conflicto, se podría desatar temor, lo mismo que si llegaran a involucrarse terceros países y se regionalizara la guerra.
El mundo ha dejado de ser un lugar estable y más vale que lo asumamos.
5-El impacto de los saltos tecnológicos.
Apenas hace poco más de un año se popularizó la aplicación la empresa Open AI, Chat-GPT y los desarrollos basados en la inteligencia artificial generativa han proliferado.
No sabemos qué alcance vayan a tener y tampoco la rapidez con la que habrá de difundirse.
Pero lo que sí se puede anticipar es que cambiarán la forma en que nos relacionamos, así como el modo en el que trabajamos.
Otra vertiente son las energías limpias. El abaratamiento de la generación de energía renovable quizás acelere la transición y cambie las ecuaciones del poder a nivel global, pero tampoco está claro el plazo en el que esto habrá de ocurrir.
La economía que tendremos al final del 2024 va a depender de la convergencia de todos estos factores, por lo que, pretender hacer pronósticos precisos en un mundo tan incierto como el que hoy tenemos peca de arrogancia… e inutilidad.