El presidente Andrés Manuel López Obrador, en la conferencia mañanera de ayer, presumió el fortalecimiento del peso.
Señaló que nuestra moneda era la que más se había apreciado entre las de los mercados emergentes. Y destacó: “esto nos importa mucho, que haya estabilidad económica, que no tengamos crisis”; y machacó luego: “esto ayuda mucho, eso nos importa, por eso la confianza es muy importante”.
Pues en esta lógica, ayer fue día de fiesta.
La cotización del peso frente al dólar se ubicó en 18.80 pesos ayer por la tarde. Es el nivel más bajo de todo el sexenio.
Hay quien dice: en la apreciación del peso frente al dólar no hay factores internos, todo deriva de lo que pasó en los mercados internacionales.
Pero resulta que si vemos el comportamiento de los últimos cinco días, el peso es la moneda que más ha avanzado en el mundo respecto al dólar, con un 2.68 por ciento, arriba del rublo ruso, del rand sudafricano o de la corona sueca, que son las que le siguen.
Y si vemos esta misma medida, frente al ‘dollar index’ de Bloomberg, encontramos que si vemos el conjunto de los últimos cinco días, el índice quedó estable y el peso se apreció.
Son muchas las evidencias que señalan que la confianza de los inversionistas internacionales en la estabilidad financiera del país se ha incrementado, tras la tormenta desatada por las críticas de las calificadoras.
El 13 de marzo, hace poco más de una semana, el influyente banco de inversión, Morgan Stanley, señaló en un mensaje: “Seré breve: compren bonos de Pemex”.
PIMCO, uno de los fondos de inversión más grandes del mundo, recomendó invertir en mercados emergentes con buenos fundamentos económicos, y entre ellos, refirió a México.
Si se ve el comportamiento del tipo de cambio, se aprecia que esos señalamientos no son meros dichos, sino guías de compra que muchos han seguido.
De otra manera no veríamos un tipo de cambio del peso frente al dólar como el de ayer.
Otro argumento usual es que la única razón por la que el tipo de cambio se comporta así es por las altas tasas de interés.
El argumento no se sustenta si vemos que el pico de las tasas de interés –tomando como referencia la TIIE a 28 días– vino en las primeras semanas del año, pues llegó a 8.60 por ciento el 22 de enero.
Ayer se ubicó en 8.51 por ciento, y más bien con tendencia a la baja.
Otro ingrediente importante del cuadro de ayer fue el aumento del precio del petróleo. La mezcla mexicana de exportación se ubicó ayer en 60.98 dólares, con un aumento de 5 dólares en el mes de marzo.
Esto da un respiro a Pemex.
Sume a lo anterior el alza de 1.8 por ciento en la Bolsa Mexicana de Valores, en un contexto negativo de los mercados accionarios en el mundo, y podrá entender porqué fue un día excepcionalmente bueno para las finanzas.
Pero, cuidado. No quiere decir lo anterior que la inversión extranjera productiva esté llegando a carretadas. No. Hablamos de la inversión financiera.
La otra espera aún señales más claras.
Quienes invierten en papeles, saben que el peor escenario es tener que vender y salirse de los mercados. Los que invierten en fierros y construcción, saben que no pueden hacerlo y deben apostarle al largo plazo.
Hay algunos que ya lo están haciendo, pero aún son pocos.
Faltan muchos más. Y para ellos, debe haber un gran paquete de buenas señales que aún está pendiente.