¿Falta de estrategia? ¿Necesidad de justificar la controversial visita en agosto del entonces candidato Donald Trump? ¿Falta de entendimiento de información de cómo funciona la relación bilateral entre México y Estados Unidos? ¿Negociadores inexpertos en materia internacional?
Desde una óptica de negociación, ya se cometieron errores importantes en las reacciones iniciales del gobierno de México ante la elección de Donald Trump. No será fácil negociar con un presidente como Donald Trump y su equipo, por lo mismo, es absolutamente necesario tener una estrategia clara de cómo proceder y cuáles son los objetivos y qué resultados se buscan a largo plazo necesarios en los siguientes dos años, lo que resta de la administración peñista. A continuación, algunas sugerencias de cómo negociar con bully.
1.Todo es negociable. Hasta la declaración de las intenciones de negociar, el momento de iniciar la negociación, con quién se va a negociar, el procedimiento y la agenda. Todo, pero todo es negociable.
¿Qué hubiera pasado si el presidente hubiera dicho que están evaluando si van a negociar y cuáles son los objetivos? Esto me lleva al segundo punto.
2.Consenso y acuerdo político. La premura del anuncio del presidente de negociar no le ha permitido crear un consenso político para darle credibilidad ante lo que seguramente serán negociaciones difíciles.
Tiene que incluir a los partidos, gobernadores, legisladores y expertos mexicanos en negociación y relación bilaterales. Lo que más debilita a un negociador es llegar a la mesa con una posición que no ha sido acordada por actores políticos.
3.Unidos vencerán. Mucho de los temas de negociación afecta a varios países. Sería una tontería que México acordara una negociación sobre el TLC sin Canadá. De hecho, los dos países deberían estar en la mesa al mismo tiempo. Si es necesario acordar simple y llanamente no negociar el Tratado. En temas de inmigración, México puede fortalecer su posición teniendo la presencia de países centroamericanos y de organizaciones multilaterales como la OEA. Y hay actores en Estados Unidos que por razones políticas y económicas y comerciales, que les afecta las posiciones de Trump, que podrían jugar de apoyo y cabildeo en el Congreso de Estados Unidos. Son muchos actores e intereses que son afectados por las posiciones de Trump.
4.Saber con quién se está negociando. Ante el desorden que tiene el equipo de transición, todavía está por verse quiénes son los que verdaderamente ejercerán el poder detrás del trono, especialmente en temas internacionales y en específico México. No es claro que la ratificación de los secretarios del Gabinete será fácil y rápido, aunque los republicanos tengan mayoría en ambas cámaras. Y por lo visto habrá una renovación masiva de funcionarios a todos los niveles. No es irracional esperar seis meses o más para tener un primer acercamiento y empezar a “negociar lo que se va a negociar.
5.Posiciones de campaña no son posiciones de Estado. En varias entrevistas el candidato electo ya ha moderado o cambiado su posición.
La ventaja de esperar es que permite descifrar cuál será su posición de Estado.
6.¿Qué se va a negociar? El otro problema que tendrán los negociadores mexicanos es que muchas de las posiciones que tomó Trump como candidato y que afecta a México es que son temas donde el equipo del presidente tendrá poca capacidad porque son temas de política doméstica que lo harán unilateralmente con o sin el apoyo de México: deportaciones masivas y la construcción del muro.
7.Estrategia de comunicación. El gobierno no puede darse el lujo de equivocarse para explicar la negociación no sólo en México, sino a la comunidad internacional. Está en juego la imagen y la credibilidad del presidente y del país.
8.Contemplar siempre la posibilidad de levantarse de la mesa de negociación. Especialmente cuando el gobierno de Estados Unidos use la amenaza para presionar un acuerdo. Y esto me lleva al punto nueve.
9.No hay prisa. De hecho, más ventaja tendrán los negociadores mexicanos si pueden posponer cualquier negociación y tratar de no llegar a ningún acuerdo. Las elecciones en el 2018 en México –que son las presidenciales, y en Estados Unidos– renovación de la Cámara baja serán los factores que detengan cualquier negociación.
10. Echar mano de los expertos. México los tiene, son negociadores y diplomáticos de la vieja guardia que han vivido momentos difíciles de la relación con Estados Unidos. Hay que encontrarlos, escucharlos e incluirlos lo más que se pueda.