Ayer en su conferencia matutina, el presidente López Obrador mencionó una encuesta de El Financiero que mostraba una mayoría de encuestados en desacuerdo con el regreso a clases presenciales. Me permito hacer algunos comentarios al respecto.
1. Es un honor que los estudios de opinión que hacemos los vea y los comente el liderazgo político del país y, por supuesto, el Presidente de la República. La razón es que las encuestas metodológica y éticamente sólidas suelen transmitir mensajes importantes de la ciudadanía a sus gobernantes.
2. Documentar a la opinión pública es muy común, pero saber cómo leen los gobernantes a la opinión pública y cómo actuan ante ésta es un fenómeno menos documentado. El comentario del Presidente me recordó un libro de Lawrence Jacobs y Robert Shapiro publicado en el año 2000 (Politicians Don’t Pander, University of Chicago Press). Ahí describen dos estrategias que los políticos y gobernantes suelen seguir respecto a la opinión pública en sus acciones de política pública.
3. La primera estrategia la denominan pandering, y significa ser complacientes con la opinión pública, dirigiendo la política pública hacia las posturas mayoritarias. En la ciencia política a esa perspectiva se le conoce como el modelo del votante mediano: los políticos se mueven hacia los deseos mayoritarios, donde buscan maximizar su apoyo político.
4. La otra estrategia la denominan shirking, y significa eludir las preferencias mayoritarias si éstas no coinciden con lo que se quiere o debe hacer; en vez de seguir los designios de la opinión pública, los políticos tratan de convencerla de que lo que ellos proponen es más conveniente. Si bien se navega en contra de los vientos de la opinión, la posibilidad de atraerla hacia tu propia posición es políticamente un gran logro. Si en el primer modelo el líder se mueve hacia la montaña, en el segundo trata de mover a la montaña hacia sí.
5. Complacer a la opinión pública (pandering) requiere flexibilidad en su programa, doctrina o principios: el que se mueve es el líder. Eludir a la opinión pública (shirking) refleja una ideología o doctrina más rígida, una mayor convicción, pero no por ello incapaz de persuadir a la opinión pública. López Obrador ha mostrado seguir una estrategia tipo shirking en el pasado, argumentando que no está dispuesto a dejar sus principios de lado.
6. La encuesta de El Financiero, publicada el martes 27, mostró que el 36 por ciento de los entrevistados a nivel nacional está de acuerdo con el regreso a clases presenciales, mientras que el 63 por ciento está en desacuerdo. Con estos datos, la posición complaciente o panderer sería adoptar esa visión mayoritaria.
7. No obstante, el Presidente fue muy claro al confrontar el sentimiento mayoritario. Parecía en un inicio que iba a descalificar la encuesta, pero no fue el caso: “...yo voy a dar este debate, no me importa que la mayori?a este? pensando en no regresar. Yo voy a sostener que es indispensable que se regrese a clases, por el bien de los nin?os, adolescentes, estudiantes, padres de familia, por el bien de todos,” afirmó.
8. Es una interesante apuesta política y no es la primera vez que AMLO apuesta así, contra la mayoría. Cuando era jefe de Gobierno del DF, las encuestas mostraban un rechazo mayoritario a la construcción de los segundos pisos en Viaducto y Periférico; el gobierno organizó una consulta, su postura ganó, y más pronto que tarde la mayoría en contra de la obra se volvió minoría. La montaña se movió.
9. El Presidente hizo un punto interesante sobre a quién sondear: “Hay que ver si (la encuesta) es abierta, porque no es lo mismo preguntar a cualquier persona, que preguntarle a los padres. Si es abierta es otra cosa, todos opinamos, todos podemos y tenemos el derecho de hacerlo”. Sí les preguntamos a los padres de familia en la encuesta en CDMX: entre aquéllos que tienen hijos menores de 18 años, el 47 por ciento está de acuerdo con el regreso a clases presenciales y el 52 por ciento en desacuerdo.
10. Las estrategias de complacer o eludir tienen un paralelismo en las encuestas: su función es dar a conocer las opiniones de la población sobre temas específicos, lo cual puede o no ir a tono con la postura del gobierno. Si las encuestas buscan articular de manera confiable las diversas voces ciudadanas, no hay lugar para las complacencias a intereses particulares, cualesquiera que sean. Dicho eso, veremos si el Presidente logra que la mayoría de la opinión pública cambie de parecer en el tema de las clases presenciales.