Porque el mandatario de una de las naciones más poderosas del mundo debería poner el ejemplo y quedarse en su casa tras ser diagnosticado con COVID-19
La condición de Donald Trump sigue sumida en la confusión por su tratamiento médico para combatir el COVID-19. El esfuerzo del presidente por mostrar fortaleza choca con las declaraciones de sus médicos, que generan dudas sobre lo pronto que podrá volver a trabajar y reanudar la campaña electoral.
Una de esas cosas contradictorias fue el paseo que Trump realizó en las inmediaciones del Centro Médico Militar Nacional Walter Reed el domingo, saludando a los seguidores allí congregados y dijo en un vídeo publicado en Twitter que ha aprendido mucho sobre virus. “Lo entiendo”, señaló.
La salida Trump ha provocado críticas en la comunidad médica de Estados Unidos.
Debido a las características del vehículo presidencial a prueba de ataques, el riesgo de contagio dentro del auto es muy alto.
El trayecto fue autorizado por el equipo médico de la Casa Blanca, afirmó el vocero Judd Deere al diario USA Today.
Un miembro de su equipo médico, Brian Garibaldi, experto pulmonar de la Universidad Johns Hopkins, anunció en una sesión informativa el domingo que el presidente podría ser dado de alta del hospital este lunes.
Antes de salir, el mandatario estadounidense envío un mensaje a través de sus redes sociales asegurando que entendía la enfermedad y gradecía el apoyo de los médicos y la ciudadanía
¿CÓMO VA LA SALUD DE TRUMP?
Las preguntas sobre el tratamiento y la recuperación de Trump, así como los llamamientos a una información más completa sobre su salud, surgen en medio de la perspectiva de un brote de mayor alcance en la Casa Blanca y del personal de campaña y los republicanos del Senado, pese a que los asesores de campaña anticiparon que el mandatario pronto se reincorporarían.
“Tenemos que confiar en que lo que nos están diciendo sobre la condición del presidente es verdad”, comentó la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, en 'Face the Nation' de CBS, y agregó que está obteniendo información sobre la salud de Trump de la prensa y que Trump está aprobando las declaraciones públicas del equipo médico.
Pero Conley también reveló que el nivel de saturación de oxígeno en la sangre de Trump cayó dos veces desde su diagnóstico, y que el equipo médico del presidente decidió administrar dexametasona, un esteroide utilizado para tratar la inflamación en pacientes con COVID. Cuando se le preguntó sobre radiografías y tomografías computarizadas de los pulmones del mandatario, Conley apuntó que había “algunos resultados previstos” pero nada “de preocupación clínica importante”.
“El presidente no está fuera de peligro”, indicó William Schaffner, médico de enfermedades infecciosas en la Universidad de Vanderbilt. El médico de Trump fue “muy evasivo” al hablar de lo que mostraron los escáneres pulmonares, señaló. Los efectos de la enfermedad en los pulmones de los pacientes a menudo son peores de lo que indican los síntomas externos. “Es una especie de infección oculta”, agregó Schaffner.
Cuando se le preguntó por qué no reveló que Trump había recibido oxígeno durante la sesión informativa del sábado a pesar de las reiteradas preguntas al respecto, Conley dijo: “Estaba tratando de reflejar la actitud optimista” del equipo y del presidente.
Con información de Bloomberg News.