Porque los estadounidenses se enorgullecen de su libertad de expresión y Trump amenaza con ponerla en riesgo
"Son tan deshonestos y corruptos". "Harán cualquier cosa para mantener a un sistema corrupto". "Casi nadie los lee, dicen puras mentiras". Estas son las frases que resumen el conflicto entre Donald Trump y la mayoría de los medios de comunicación estadounidenses desde que el magnate anunció que contendería por la Casa Blanca, el 16 de junio de 2015.
La actitud de Trump con los medios no es asunto menor. Los estadounidenses defienden con especial interés la libertad de expresión, derecho consagrado en la primera reforma de la Carta de Derechos, que dice:
"El Congreso no debe legislar respecto a la imposición de una religión, ni prohibir la libertad de ejercicio o limitar la libertad de expresión o de prensa”.
El Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés) solicitó una reunión con el vicepresidente electo Mike Pence para hablar sobre la preocupación de que el gobierno entrante vulnere la libertad de prensa en Estados Unidos y en todo el mundo.
En la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa, la organización no gubernamental Reporteros Sin Fronteras ubicó a Estados Unidos en el lugar 41 de los países con mayor libertad de prensa (por abajo de naciones americanas como Costa Rica, Jamaica y Uruguay).
¿QUÉ PASÓ?
Anteriormente, Trump era un favorito de los medios, ganó fama como conductor del programa de televisión The Apprentice de la cadena NBC. En ese entonces, el presidente electo de Estados Unidos aparecía lo mismo en programas nocturnos que en especiales de comedia.
Pero todo se derrumbó cuando Trump anunció su intención de ser el próximo presidente estadounidense. Los comentarios ofensivos del magnate republicano a grupos como mexicanos y musulmanes provocó el repudio de los medios dirigidos a este sector de la población (Univisión, Telemundo y Al Jazeera).
Y como el tono de Trump fue el mismo durante toda la campaña, muchos medios decidieron brindar su apoyo a Hillary Clinton. Sin embargo, no fue suficiente para que la demócrata ganara las elecciones este 8 de noviembre.
Con la victoria de Trump y muchas más preguntas que respuestas, los medios tenían la esperanza de que las cosas cambiarían, pero al parecer el camino será largo y tormentoso, ya que el magnate sigue en pie de guerra.
LOS ATAQUES
Por ejemplo, el 19 de noviembre el vicepresidente electo Mike Pence recibió abucheos al asistir a la obra de teatro Hamilton en Broadway, Nueva York. Los actores de la obra leyeron una carta en la que pidieron al político que respete los valores y trabaje en nombre de todos los estadounidenses.
Trump no tomó el incidente a la ligera y en su cuenta de Twitter, el presidente electo exigió a los actores y a la producción de Hamilton que se disculparan con Mike Pence.
Y el asunto no termina, el fin de semana las cosas se pusieron color de hormiga. El programa de comedia Saturday Night Live (al que asistió Trump en noviembre pasado como presentador) realizó una personificación (sí, otra) del magnate republicano (con Alec Baldwin asumiendo el personaje) en la que se mostró cómo tomaría decisiones una vez que Trump asuma el cargo. El sketch no le gustó al presidente electo y expresó su enojo en Twitter.
Este 22 de noviembre, Trump continuó con su acecho a los medios. Ahora le tocó el turno al The New York Times (NYT) con una publicación que fue crítica con el desempeño del republicano a lo largo de su campaña.
Primero, Trump anunció que cancelaba una reunión con la junta directiva del periódico, y argumentó que no se cumplían con las condiciones para llevar a cabo el encuentro.
"Quizás podré arreglar otro encuentro con ellos. Mientras tanto, seguirán cubriendo mis actividades de manera errónea y con un tono desagradable", dijo el presidente electo.
Horas después, Trump anunció que se reuniría con los integrantes del NYT.
Ninguna de las cadenas que sostuvieron el encuentro con Trump confirmaron el reporte del New York Post.