El primer ministro de Japón, Shinzo Abe, declaró este martes un estado de emergencia de un mes para Tokio y otras seis prefecturas para aumentar las defensas contra la propagación del coronavirus.
Pero la medida se produjo en forma de una solicitud de quedarse en casa, no una orden, y los infractores no serán penalizados.
El brote de COVID-19 ahora es rampante y se está extendiendo rápidamente, amenazando la salud de las personas, sus vidas cotidianas y la economía, dijo Abe. El estado de emergencia es hasta el 6 de mayo.
El estado de emergencia solo permitirá que la gobernadora de Tokio, Yuriko Koike, y los jefes de las otras seis prefecturas hagan más para reforzar los llamados al distanciamiento social.
"Lo más importante es que cada uno de nosotros cambie nuestra actividad", explicó Abe a un grupo de trabajo del gobierno. Instó a todos a cortar los contactos con los demás en un 70-80 por ciento durante un mes.
El anuncio sigue a las oleadas de nuevos casos en Tokio, que incluyen aumentos consecutivos que superan los 100 durante el fin de semana.
Para el lunes había mil 116 casos confirmados en la región metropolitana de 14 millones de personas. A nivel nacional, Japón ha reportado 91 muertes por COVID-19 y 3 mil 906 casos confirmados, más otros 712 de un crucero que fue puesto en cuarentena anteriormente en el puerto de Yokohama cerca de Tokio.
Abe ha estado bajo presión para declarar un estado de emergencia para lograr un mejor cumplimiento de las llamadas de distanciamiento social, en medio de la creciente alarma sobre el número de casos sin ningún contacto conocido con otros pacientes.
Koike, acogió con beneplácito las medidas de emergencia y destacó que espera que "prevalezcan ampliamente y profundamente entre la gente".