El presidente Miguel Díaz-Canel se convirtió el lunes en primer secretario del Partido Comunista de Cuba (PCC), un cambio generacional que por primera vez en décadas deja afuera a un dirigente apellidado Castro de la máxima dirección de la isla.
Díaz-Canel reemplazó al exmandatario Raúl Castro, quien el viernes había informado que no aceptaría una nueva elección como líder del poderoso PCC.
Medios de prensa oficiales dieron a conocer la noticia sin detalles tras el inicio de la última jornada del congreso de la organización partidaria que se desarrolla a puertas cerradas desde el 16 de abril y en cuyo cierre se oficializará también un segundo secretario, el Buró Político y un Comité Central de un centenar de miembros.
Castro tampoco apareció en el listado del Buró Político proporcionado por el portal Cubadebate, como tampoco figura allí el hasta ayer segundo secretario, José Ramón Machado Ventura, uno de los más ortodoxos dirigentes de la vieja guardia.
Castro, de 89 años, cumplió su anuncio de que la “generación histórica”, aquellos que hicieron la revolución en 1959 junto a su hermano Fidel —fallecido en 2016— y él mismo, dejarían todos los cargos.
En 2018 Díaz-Canel, quien el martes cumplirá 61 años, había sucedido a Castro como mandatario del país y en 2019 fue ratificado por la nueva constitución al frente del Ejecutivo.
Creado en 1965 a partir de varios grupos que lucharon contra la dictadura de Fulgencio Batista, el PCC es el único partido con reconocimiento legal en la isla y según la constitución su papel es dirigir a la sociedad, aprobar las políticas que se aplicarán y vigilarlas. La organización cuenta con 700 mil afiliados.
El traspaso generacional, que viene acompañado en los últimos años de una reforma aperturista en la economía y un reconocimiento al mercado, no significará un cambio en el modelo unipartidista de Cuba, lo que quedó reflejado en los discursos y anuncios de este congreso partidario.
Se desconoce qué actividades desarrollará Castro, pero el viernes en su discurso dijo que siempre estaría “con el pie en el estribo” dispuesto a luchar por la revolución y por su patria.