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Artesanos del Edomex convierten rebozos en piñatas

Artesanas. | Buscaron alternativas para sobrevivir tras el COVID y llevar un pedazo de Tenancingo a todo el país | Fuente: Ricardo Guadarrama

TENANCINGO, Edomex.- Con amor, creatividad y ganas de innovar su negocio, Yolanda Legorreta Vara y María de los Ángeles Ortega Cruz, comenzaron a tejer piñatas decorativas para esta temporada decembrina. 

Yolanda narra que un día se le ocurrió hacer una piñata para decorar su negocio, se dispuso a buscar el diseño con una pelota de unicel y picos de cartón y entonces empezó a tejer. 

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"Lo difícil es estar cociendo a mano las piezas, pero se siente mucha emoción, alegría, felicidad, lo que me gusto es que a la gente le encantó la idea, al igual que a nosotras y han tenido mucha aceptación, quiero agradecerle a la gente que le guste lo que estamos haciendo”, señala. 

Para las microempresarias, es un gusto que su creación haya tenido tanto éxito, pues señalan que las personas acuden de varios puntos de la República como de la Ciudad de México, Baja California, Monterrey, Nuevo León, Chihuahua, Puebla y Querétaro: "tenemos demanda en todo el país y en Toluca en la casa de artesanías Casart. Es un orgullo que un pedazo de Tenancingo esté en otro estado”.

Las emprendedoras recordaron que su primer piñata con tela de reboso la hicieron hace un par de meses y fue para la tienda donde ofertan sus productos, pero al ser llamativa se tuvo que vender y de ahí la necesidad por hacer más unidades.

“Le pongo alegría a cada piñata porque a mí me gusta hacer mis piñatas, es lo que me gusta. La primera piñata que hicimos fue hace dos meses, y era para adornar la tienda, pero fue para venta, lo aceptó muy bien la gente. Nosotros les compramos a los maestros reboceros, innovamos el reboso en chalecos, corbatas, en piñatas”, comentó Legorreta Vara.

En entrevista, María de los Ángeles Ortega Cruz explicó que "Arte Tenancingo" es un grupo de nueve artesanos: 4 son artesanas de innovación en reboso quienes diseñan y tejen prendas y accesorios,  también hay una persona que trabaja pieles y aplicaciones de reboso; otros trabajan pinturas; unos más la madera; y otra persona se dedica a hacer mezcales de sabor, conservas y sales para condimentar y acompañar bebidas y otra chica hace galletas de maíz.

Las empresarias comentaron que en los primeros años de pandemia de COVID-19, tuvieron una caída muy drástica en sus ventas, pues nadie les compraba rebosos y de ahí surgió la idea de buscar innovar sus productos y empezaron a hacer cubrebocas y más prendas de vestir como el tradicional quexquémitl y huipil, así como camisas y pantalones, para hombre y mujer y bufandas. 

“Durante pandemia bajó mucho la demanda, de hecho algunos talleres estaban parados porque ya no podían seguir trabajando haciendo el reboso, entonces nace la innovación, principalmente lo que era el cubrebocas, entonces de ahí se empezaron a comprar los lienzos para que los reboceros se siguieran elaborando y no se perdiera el trabajo. Era triste ver que los talleres estuvieran parados, entonces nace la aplicación del reboso en prendas con el cubrebocas y de ahí a sacar más modelos”, ahondó la artesana mexiquense.

Tamaños de las piñatas en reboso.

Ortega Cruz indicó que la gente demanda piñatas pequeñas que llevan de adorno en sus automóviles, pero hay quienes prefieren las de 35 centímetros, “algunos (clientes) piden chicas para llevarla en su carro, algunos para adornar sus árboles de Navidad, también ha habido que quieren más grandes para decorar otras áreas de su casa, entonces tenemos toda esa disposición de modificar el tamaño de la pieza”.

Lo más laborioso.

El diseño y cocer las piñatas es lo más laborioso, pues se trata también de no desperdiciar nada del lienzo hecho a base de algodón, ni demás materiales para que las ganancias no mermen, “siempre buscamos aprovechar lo más que se pueda el lienzo, entonces tenemos que ajustarnos a las medidas de nuestra tela, a las medidas de lo que es un rebozo y aprovechar lo más que se pueda, nosotros no desperdiciamos nada del reboso, todo se va juntando y se va transformando, muchas veces queda retacería de otros cortes y siento que es lo complicado al momento de diseñar, que podamos aprovechar 100% la tela, explicó la joven innovadora.

Para elaborar una piñata de este tipo entre dos personas invierten de menos tres horas, desde que se corta el lienzo, se saca el molde y se cose a mano, pues estas piezas únicas son 100% artesanales, “todo va cocido a mano, se pega, se forra, se rellena, para que tenga firmeza la pieza, son más o menos tres horas entre dos personas”, dijo.

Precios accesibles de las piñatas.

El tamaño estándar, que va de los 30 a 25 centímetros cuesta 350 pesos, las de 12 centímetros se venden en 150, los adornos de entre ocho y 10 centímetros cuentan 100 pesos y “hemos trabajado la de 50 centímetros y la vendemos en 850 pesos. No son piezas para romper, son piezas ornamentales decorativas y los colores que más trabajamos son el azul, rosa y verde y los rebosos los trabajamos en colores tradicionales como es el blanco y negro, pero como lo pida el cliente trabajamos el lienzo de algodón”, concluyó.

Ricardo Guadarrama / Corresponsal 14.59.2023 Última actualización 14 diciembre 2023 18:59

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