Porque estas fueron las últimas palabras de AMLO en su tercera campaña presidencial
Andrés Manuel López Obrador, candidato de la coalición Juntos Haremos Historia (Morena, PT y PES), tuvo su cierre de campaña en el Estadio Azteca y aquí te dejamos el discurso completo que dio el tabasqueño a miles de mexicanos.
Amigas y amigos:
Con este acto festivo llegamos al final de la campaña de 2018. Hay entre la gente una alegría contagiosa y vibrante porque el ánimo de la sociedad y las encuestas indican que vamos a ganar las elecciones del domingo próximo.
Estamos a punto de comenzar la IV transformación en la historia de México y de convertir en realidad los sueños de muchos mexicanos de antes y de nuestro tiempo; lo que vamos a consumar viene de lejos y se ha fraguado con el esfuerzo y la fatiga de muchos compañeros, hombres y mujeres, de distintas clases sociales y corrientes de pensamiento que en su momento lucharon por las libertades, la justicia, la democracia y la defensa de la soberanía nacional.
Recordamos con admiración y respeto a quienes han participado a lo largo de los años en movimientos sociales y políticos: campesinos, obreros, estudiantes, maestros, médicos, ferrocarrileros, y defensores de derechos humanos y de otras causas.
Aquí destaco la participación de los jóvenes del 68 y de dirigentes como Valentín Campa, Demetrio Vallejo, Ruben Jaramillo, Othon Salazar, Alejandro Gascón Mercado, Heberto Castillo, Cuauhtémoc Cárdenas, Salvador Nava, Manuel Clouthier, Porfirio Muñoz Ledo, Ifigenia Martínez y Doña Rosario Ibarra de Piedra a quien rindo un homenaje. Les adelanto que el primero de julio voy a votar por ella.
Lo alcanzado en los últimos tiempos se lo debemos a muchos mexicanos de todas las regiones, culturas y clases sociales del país. En este día memorable recuerdo con cariño a José María Perez Gay, Arnaldo Cordova, Luis Javier Garrido, Hugo Gutiérrez Vega, Julio Scherer Garcia, Sergio Pitol, Carlos Monsiváis, y celebro que sigan con vida y con el ánimo siempre joven Elenita Poniatowska, Fernando del Paso y Carlos Payán.
Nunca olvidaremos a dirigentes sociales, campesinos, obreros, indígenas, amigas, amigos, gente sencilla y buena que empezó la lucha con nosotros y se nos adelantó, mujeres y hombres que fallecieron deseando ver este momento. Estoy seguro que en la noche del domingo desde el cielo van a celebrar el triunfo que ellos ayudaron a construir.
La victoria del domingo se ha ido concretando con la abnegación de muchos; no surge de repente ni brota únicamente del malestar que provocó el antiguo régimen autoritario y corrupto que está llegando a su fin. Los frutos que ahora comenzarán a recogerse vienen también de la siembra de ideas, del trabajo y la perseverancia de dirigentes políticos de todos los niveles y regiones de México.
Muy poco ha sido espontáneo o ha quedado al azar; con anticipación decidimos poner las ideas por delante, apostar a la vía pacífica y aplicar las premisas de que sólo el pueblo puede salvar al pueblo y que sólo el pueblo unido y organizado puede salvar a la nación.
El trabajo que se ha realizado en estos últimos años ha consistido en hacer conciencia sobre la necesidad de lograr, mediante la organización y la participación de los ciudadanos, un cambio verdadero.
Poco a poco la ciudadanía ha ido cobrando conciencia de algo que no es necesariamente evidente: la existencia y el predominio de una mafia del poder; asimismo nuestro trabajo ha permitido extender la idea de que el problema central es la corrupción, que esa es la causa principal de la desigualdad social y económica, de la violencia y de otros males.
Desde luego, para lograr esta revolución de las conciencias y la construcción de una voluntad colectiva como fuerza transformadora se requiere de un enorme trabajo educativo con la gente; demanda predicar con el ejemplo; exige temple, convicciones y perseverancia.
Pero de que se puede se puede, nuestro movimiento es el mejor ejemplo: en poco tiempo hemos contribuido en forma decisiva a cambiar la mentalidad de amplios sectores de México; hemos puesto en evidencia las formas de manipulación y control del actual régimen y hemos dejado en claro que el PRI y el PAN representan lo mismo. Hoy la gente es más consciente de la existencia de un pequeño grupo que controla las instituciones, entiende mejor de cómo dominan y de su desmedida avaricia.
Pienso que, hasta ahora, e?sta ha sido la mayor aportación social y política de nuestro movimiento. Tengamos presente que no se puede cambiar lo que no se conoce y que lo que bien se comprende, difícilmente se olvida. Fruto de este trabajo de concientización es el despertar de muchos ciudadanos de clase media que antes hasta nos insultaban, y que ahora nos respetan y que votarán por nosotros; otro tanto ocurre con la mayoría de los jóvenes. Soy el candidato de más edad pero los jóvenes, con su imaginación, rebeldía y talento, saben que representamos lo nuevo, la modernidad forjada desde abajo y para todos.
Con base en lo logrado buscaremos emprender una transformación pacífica y ordenada, sí, pero no por ello menos profunda que la Independencia, la Reforma y la Revolución; no hemos hecho todo este esfuerzo para meros cambios cosméticos, por encimita, y mucho menos para quedarnos con más de lo mismo.
La Cuarta Transformación será pacífica pero radical, entendiendo que la palabra radical viene de raíz y que el propósito es arrancar de raíz el régimen corrupto de injusticias y de privilegios.
Amigas y amigos:
Concluido el proceso electoral y hasta la toma de posesión del primero de diciembre, nos dedicaremos a elaborar el programa de gobierno que está ya esbozado en el proyecto de Nación 2018-2024, y que llevaremos a la práctica con la participación de la gente
Aquí destaco algunas acciones esenciales que definirán la transformación nacional:
Habrá un auténtico Estado de Derecho bajo la premisa liberal de que al margen de la ley nada y por encima de la ley nadie. Seremos respetuosos de la división de poderes y de la soberanía de estados y municipios. Como decía Júarez, nada por la fuerza, todo por la razón y el derecho. Nadie será espiado, perseguido, reprimido o desterrado. Dejará de existir el CISEN. Habrá pleno respeto a las manifestaciones de las ideas, a las libertades civiles y religiosas y se garantizará el derecho a disentir.
Se establecerá una auténtica democracia. Desde la Presidencia de la República promoveremos elecciones limpias y libres, combatiremos las prácticas ilegales y perversas de compra de votos, las amenazas y el uso faccioso del presupuesto en beneficio de candidatos y partidos. Aun cuando asumo el compromiso de convertirme en guardián de las libertades políticas, como decía Francisco I. Madero, pondremos mucha atención en el nombramiento del nuevo Fiscal Electoral, y propondremos para este importante cargo a una persona honrada, imparcial y recta.
Además, enviaremos una iniciativa de reforma al Congreso para convertir los delitos electorales en delitos graves, a fin de poder enviar a la cárcel sin derecho a fianza a funcionarios, dirigentes de partidos y ciudadanos que violen el principio de sufragio efectivo en toda la extensión de la palabra.
Acabaremos con la corrupción. La voluntad política del presidente estará empeñada en ello. Nadie gozará de impunidad; esto incluye, desde luego a los amigos, a los compañeros y a los familiares, y se acabará el influyentismo; ningún grupo o persona, por poderosa que sea, hará negocios ilegales al amparo del poder público. Se castigará con severidad a quienes se apoderen de dinero o de bienes del pueblo o de la Nación.
Actuaré con el ejemplo. Enviaré una iniciativa al Congreso para reformar el artículo 102 con el propósito de que el Presidente en funciones pueda ser juzgado por delitos de corrupción. Asimismo, me someteré a la prueba de la revocación de mandato. Es decir, a mitad de sexenio, dentro de tres años se preguntará a los ciudadanos si quieren que el Presidente continúe o renuncie, porque en una verdadera democracia el pueblo pone y el pueblo quita, es el que debe tener siempre las riendas del poder en sus manos, es el que verdaderamente manda.
El nuevo presidente de México contará con autoridad moral y política para pedir a todos un recto proceder y llamará a poner por delante la honestidad como forma de vida y como modo de gobierno. Con esta determinación llevada a la práctica se moralizará al país, mejorará la imagen de México en el extranjero y vamos a ahorrar lo mucho que ahora se roban los políticos corruptos y los traficantes de influencias.
Habrá un gobierno austero, sin lujos ni privilegios. Se reducirán los sueldos de los altos funcionarios públicos para aumentar los sueldos de los de abajo. También en esto pondré el ejemplo: voy a ganar menos de la mitad de lo que recibe Enrique Peña Nieto, sin compensaciones de ninguna índole. No habrá derroche ni gastos superfluos. No viviré en Los Pinos; esa residencia se convertirá en un espacio para el arte y la cultura. No viajaré en el avión presidencial, se venderá toda la flotilla de aviones y helicópteros que actualmente tienen a su servicio los altos funcionarios públicos. Solo tendrán escoltas quienes trabajen en tareas de seguridad. No usaré los servicios del Estado Mayor Presidencial que a plenitud pasará a formar parte de la Secretaria de la Defensa Nacional. Se cancelarán las pensiones a los expresidentes. No habrá caja de ahorro especial ni atención médica privada para altos funcionarios públicos. Se eliminarán estructuras administrativas innecesarias y duplicadas. Se reducirá a lo mínimo el gasto destinado a viajes al extranjero, a congresos, a pagar asesorías, y publicidad, y solo en muy pocos casos habrá asesores y secretarios particulares.
Todo lo que ahorremos por no permitir la corrupción y con el plan de austeridad republicana se destinará a financiar el desarrollo. Estoy seguro que el presupuesto rendirá más y nos alcanzará para cumplir todos los compromisos con la gente, sin aumentar, en términos reales los impuestos ni la deuda pública.
Tampoco habrá gasolinazos. El presupuesto se orientará a reactivar la economía, a crear empleos y a combatir la pobreza.
Será prioritario fortalecer la actividad productiva y el mercado interno. Fomentaremos el desarrollo desde las distintas regiones del país. Se rescatará el campo, se impulsará la industria de la construcción y la dedicada a la fabricación de ropa, calzado y otras mercancías. Se rescatará el sector energético. El propósito es producir las gasolinas, el diésel, el gas y la energía eléctrica que consumimos para dejar de comprarlos en el extranjero y reducir los precios de estos insumos en beneficio de los consumidores y de las empresas nacionales.
Procuraremos que la emigración sea optativa y no necesaria. Nos esforzaremos en lograr que las personas encuentren trabajo y bienestar en sus lugares de origen, donde están sus familiares, sus costumbres y su cultura. Reitero: quienes quieran emigrar, que lo hagan por gusto, no por hambre, por marginación o por inseguridad.
Nuestro programa de desarrollo partirá del apoyo a las actividades productivas de las comunidades indígenas y campesinas, así como a la creación de oportunidades de empleo para trabajadores de colonias urbanas populares. Vamos a distribuir una canasta de alimentos a precios bajos. Se garantizará a los jóvenes el derecho al estudio y al trabajo. ¡Becarios si, sicarios no!
Se cancelará la mal llamada reforma educativa y elaboraremos, con maestros y padres de familia un plan educativo para mejorar de verdad la calidad de la enseñanza, sin afectar los derechos laborales del magisterio. Vamos a fortalecer la educación gratuita y de calidad en todos los niveles de escolaridad. Habrá atención médica y medicamentos gratuitos. No se privatizará el agua. Aumentará al doble la pensión a los adultos mayores y también se entregará este apoyo a jubilados del ISSSTE y del IMSS. Daremos atención especial a la ciencia y a la innovación tecnológica. El deporte, además de su importancia como actividad profesional, será parte fundamental del plan de salud pública. Y todas nuestras acciones se guiarán por el respeto a la cultura de las poblaciones y al entorno natural.
Daremos apoyo especial a quienes sufren por carencias y olvido. Nuestro gobierno atenderá a todos, respetará a todos, pero dará preferencia a los pobres. Lo haremos por convicción y humanismo, pero también porque en una sociedad tan desigual como la nuestra, es casi imposible conseguir la paz sin justicia y bienestar. Esta demostrando que en los países donde no hay corrupción ni pobreza, la inseguridad y la violencia son mínimas.
Actuaremos con eficacia para combatir a la llamada delincuencia organizada. No podemos permanecer indiferentes cuando se están cometiendo 89 homicidios diarios. El saldo por la violencia en los últimos tiempos es terrible. Desde el inicio de Calderón a la fecha han sido asesinadas más de 230 mil personas; según cifras oficiales hay 36 mil desaparecidos y son, alrededor de un millón los familiares de víctimas enlutados y dañados por la violencia.
Vamos a enfrentar estos graves problemas sin violar los derechos humanos. No voy a delegar esta responsabilidad: asumiré la coordinación del gabinete en esta materia. Se acabará la dispersión y habrá trabajo conjunto de todas las corporaciones policiacas y militares. Todos los días, desde las 6 de la mañana, me reuniré con el secretario de la Defensa, con el de Marina, con el fiscal general, con el secretario de Seguridad Pública y con el secretario de Gobernación para recibir el reporte de los delitos cometidos en las últimas 24 horas y tomar las decisiones necesarias. De igual forma se establecerán coordinaciones territoriales en cada una de las regiones del país para actuar de manera conjunta.
La política de seguridad será definida después de nuestro triunfo del próximo domingo porque primero vamos a convocar a familiares de víctimas, a personalidades religiosas, defensores de derechos humanos, representantes de la ONU y de organizaciones sociales, así como a especialistas, para analizar todas las alternativas convenientes para lograr la pacificación del país.
También convocaré a los habitantes de México para construir un consenso ético que resulta indispensable para la convivencia. Con este propósito, daremos prioridad a la elaboración y divulgación de la Constitución Moral, no obviamente como un instrumento jurídico ni como intromisión del Estado en la vida privada de los ciudadanos sino como expresión de los valores fundamentales que nos hermanan y que sobreviven incluso tras el envilecimiento y la nefasta destrucción del tejido social perpetrados en nuestro país en décadas recientes. No solo buscaremos el bienestar material sino también el bienestar del alma. Repetiremos, una y mil veces, que sólo siendo buenos podemos ser felices.
Mantendremos relaciones cordiales y fructíferas con todos los países del mundo. La globalidad no debe significar guerra ni hegemonía sino fraternidad y cooperación entre los pueblos y los Estados. Nos apegaremos a los principios constitucionales de No Intervención, Autodeterminación y solución pacífica de las controversias. En la relación con Estados Unidos habrá disposición para dialogar y llegar a acuerdos. En su momento le propondremos al presidente Donald Trump un tratado amplio e integral con Canadá, que incluya también a los países centroamericanos, algo parecido a lo que fue la Alianza para el Progreso, enfocado no solo al comercio sino al desarrollo regional, la creación de empleos, los salarios, la migración, la seguridad, entre otros asuntos. Por geopolítica, vecindad, amistad, economía, comercio, migración y cultura estamos obligados a entendernos y a caminar juntos. No le faltaremos el respeto al gobierno de Estados Unidos porque no queremos que nadie ofenda al pueblo y a la nación mexicana. México es un país libre y soberano, nunca será piñata de ningún gobierno extranjero.
Para hacer realidad estos propósitos que compartimos los exhorto a salir a votar el domingo y a cuidar casillas.
Vamos a ganar, pero nuestro triunfo debe ser contundente. Será un hecho histórico. Se consumará la victoria de todo un pueblo frente a la inmoralidad y la decadencia de los últimos tiempos.
Va a perder el partido conservador pero no habrá represalias. Buscaremos la unidad hasta donde se pueda, pero no apostamos a la unanimidad ni al pensamiento único. Estamos empeñados en construir una democracia, no una dictadura.
Nuestros opositores siempre tendrán respeto y nunca los veremos como enemigos.
Vamos al cambio por el camino de la concordia. México somos todos. El gobierno representará a ricos y a pobres, a creyentes y no creyentes, y en un ambiente de libertades plenas construiremos una sociedad mejor, más justa, más igualitaria, más democrática, amorosa y fraterna.
No les voy a fallar.
Soy un hombre de convicción y principios. Mi honestidad no tiene precio.
Y tengo una ambición legítima, quiero ser un buen presidente.
Juntos haremos historia.
¡Viva México!
¡Viva México!
¡Viva México!