El pasado domingo 2 de junio se llevaron a cabo las elecciones federales en las que se eligieron más de 20 mil cargos de elección popular, entre ellos, la renovación de ocho gubernaturas, una Jefatura de Gobierno, la Presidencia de la República, así como el Congreso de a Unión, este último, un punto medular para los planes legislativos de la autodenominada Cuarta Transformación.
Tras los comicios, los resultados preliminares arrojan un contundente triunfo de la candidata presidencial de Morena y aliados, Claudia Sheinbaum, por una diferencia de al menos 30 puntos sobre Xóchitl Gálvez.
Pero no fue el único triunfo que tuvo el oficialismo, pues además logró, a reserva de que que los resultados oficiales así lo confirmen, la mayoría calificada en el Congreso de la Unión, con lo que se consolidaría el llamado 'Plan C', anunciado anteriormente por el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Pero... ¿ en qué consiste este 'Plan C' y por qué es importante para el proyecto de nación de la 4T? Durante su conferencia mañanera del pasado 9 de mayo, el Presidente detalló que el 'Plan C' consistía en que los mexicanos votaran por dale el “carro completo” a Morena en la jornada del 2 de junio, es decir, que no sólo votaran por la candidata de Morena a la Presidencia, sino también por sus diputados y senadores.
Lo anterior, con la intención de lograr la 'mayoría calificada' en el Congreso y de esta manera poder votar —sin dilaciones— reformas constitucionales, que requieren de dos terceras partes de los legisladores. Según los resultados preliminares del domingo pasado, Morena lo logró.
Ante este panorama, en Nación321 acudimos con expertos en el tema para que nos dieran una lectura de las implicaciones, tanto negativas como positivas, de que el oficialismo concentre la mayoría en ambas cámaras.
César Rodríguez Cano, profesor e investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), destaca que desde la oposición, se ha mencionado el riesgo de que con la mayoría calificada en el Congreso, Morena "establezca reformas que minen las instituciones sobre todo en materia judicial, electoral y legislativa", pero acota "que, de inicio, una mayoría como la que ahora tiene morena no es, de facto, un riesgo".
En ese sentido recuerda que este panorama no es novedoso en el terreno político mexicano, pues "de alguna manera, en el 2012, con la llegada de Enrique Peña Nieto y su 'Pacto por México', se estableció, mediante el consenso y la negociación de los partidos políticos, una serie de reformas estructurales; de hecho de ahí deriva el surgimiento y la consolidación de Morena, con una plataforma que rechazaba estas reformas estructurales".
Y añade que el caso de México no es aislado, pues alrededor del mundo, "en muchas democracias se buscan las mayorías con una segunda vuelta electoral, justo para que el candidato ganador tenga poder político en las cámaras".
Acota que "los riesgos justamente son los que están mencionando la oposición" pero pide considerar que "se esperan reformas importantes, que va a establecer un proyecto político que tiene el aval de un 60% de la de los votantes, y es un apoyo muy importante de respaldo a las reformas que estén por venir".
Por su parte, Gerson Hernández Mecalco, académico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y consultor político, considera que con el triunfo absoluto de Morena y sus aliados en el Congreso de la Unión, no sólo se está demostrando que el grupo en el poder goza de hegemonía, sino que también, durante el gobierno de Claudia Sheinbaum, tendrán carta abierta para aprobar cualquier ley.
Menciona que "el Poder Legislativo se había convertido en un contrapeso, no solamente en el sexenio de López Obrador, sino en los de Enrique Peña Nieto, Felipe Calderón y el de Vicente Fox, entonces, lo que vamos a observar, sin caer en el 'catastrofismo', es que no tendrían que negociar absolutamente con nadie para poder hacer las reformas".
Indica que un contrapeso"para mí siempre es una forma en la cual puedes equilibrar al Poder Ejecutivo y toda su reformas. Lo que vamos a observar, sin caer en el catastrofismo, es que (la 4T) no tendría que negociar absolutamente con nadie para poder hacer una reforma constitucional".
Subraya que a presidentes anteriores "no les alcanzaban los votos y tenían que hacer una negociación" con otras fuerzas políticas para aprobar reformas estructurales, algo a lo que, de inicio, no se enfrentará Claudia Sheinbaum.
Si bien considera que la siguiente administración federal no se verá obligada a negociar reformas constitucionales, piensa que" a diferencia del actual Presidente, la futura mandataria pueda alejarse de este discurso de que 'todo lo pasado estuvo mal hecho o está mal constituido y que hay que desaparecer las instituciones que no sirvieron de nada'".
Y confía "en que este panorama no sea negativo y que, de ser el caso, será únicamente responsabilidad de la Presidenta y liderazgos en el Legislativo, pero creo que, por su trayectoria ,no se han caracterizado con la destrucción de las instituciones".
Finalmente, el doctor Víctor Alarcón Olguín, profesor Investigador del Departamento de Sociología de la UAM Iztapalapa, recuerda que la ley es la que permite que un partido pueda concentrar una mayoría de legisladores.
Rescata que el nerviosismo que hay tanto en mercados como entre la misma oposición responde a que, "como hemos visto en el pasado, en muchas ocasiones la coalición oficialista no ha hecho un uso responsable de (su mayoría en las cámaras) en función de que han violentado los propios procedimientos legislativos".
Explica que esta forma de conducirse "en muchas ocasiones ha propiciado que la Corte haya tirado algunas de estas reformas, precisamente por el desapego a los procedimientos legislativos que en este momento existen y que obligan a que haya un espacio realmente deliberativo, que se cubran varias etapas".
Indica que "ya hemos visto que con la premura, con la presión política, con la consigna que ellos (los diputados y senadores del oficialismo) reciben por tratar de resolver en los términos que le son los solicitados y, en este caso seguramente por la misma consigna presidencial, no han hecho ese trabajo de la mejor manera, con el apego con el que precisamente la Ley Orgánica del Congreso y los reglamentos de ambas Cámaras pues les obligarían a realizar".
Acuña que será necesario ver si "tenemos un Congreso que solamente responde a una consigna estrictamente política o si tendrán el cuidado y el apego a lo que marca la propia legalidad, que les orienta o les determina cómo deben hacer sus trabajos para evitar caer en estas irregularidades de origen".
Explica que se esperaría que "la curva de aprendizaje para el oficialismo les permita asumir que ahora puedan entrar bajo otra lógica a proceder y que ahora sí, eventualmente les lleve a cumplir de manera más efizaz el programa de reformas que se vislumbra".