El aborto siempre es un tema polémico que genera diversas opiniones. Sin embargo, más allá de si estamos o no de acuerdo, es una realidad que cada vez hay más entidades y países que están modificando sus legislaciones para priorizar el derecho que tienen las mujeres a decidir sobre su propio cuerpo.
Este 28 de septiembre es el Día de Acción Global por el Acceso al Aborto Legal y Seguro, día en que las mujeres luchan para que todas tengan acceso a la interrupción legal del embarazo y que ninguna pierda la vida en procedimientos inseguros.
Por ello, te presentamos todo lo que tienes que saber del acceso al aborto legal y seguro... Y de paso, desmitificamos algunos dichos de la tía conservadora.
Para empezar, ¿por qué hablamos de aborto legal y seguro?
Las manifestaciones a favor del acceso al aborto no están relacionadas en pedir que todas mujeres aborten o que no quieran ser madres, sino en abogar por maternidades deseadas.
Cuando hablamos de aborto legal y seguro, nos referimos a que cuando una mujer decida —por voluntad propia— interrumpir su embarazo, tenga acceso a realizarse el procedimiento de forma segura y sin penalizaciones legales.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), el aborto inducido es la terminación del embarazo realizada por profesionales de la salud capacitados, que aplican técnicas médicas y fármacos adecuados en los términos y plazos permitidos.
Por ejemplo, hace 14 años, en la Ciudad de México, la entonces Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) despenalizó el aborto durante las primeras 12 semanas de gestación. Con dicha medida surgió el programa ILE que, a través de clínicas especializadas, ofrece el procedimiento de forma gratuita para todas las mujeres que acudan.
Parta tener acceso a este programa, no es necesario que hayas nacido o radiques en la CDMX pues cualquier mujer de otros estados pueden trasladarse a las clínicas ILE a practicarse el aborto voluntario.
Tuvieron que pasar 12 años para que otra entidad despenalizara el aborto hasta las 12 semanas de gestación. Así, en 2019 Oaxaca siguió los pasos de la capital, y ahora en 2021 se sumaron Hidalgo y Veracruz.
Entonces, ¿sólo en esas cuatro entidades es legal? NO
El aborto en México está regulado en los códigos penales de cada entidad federativa y bajo ciertas situaciones llamadas causales. En el país hay ocho causales en total por las que una mujer puede abortar por ley:
¿Y cómo es el aborto?
Hay dos métodos recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS): el aborto con medicamentos, que consiste en la ingesta de tabletas, ya sea misoprostol y mifepristona combinados o solamente misoprostol, los cuales provocan la estimulación de contracciones en el útero y la dilatación del cuello uterino lo que permite la evacuación.
Y la aspiración por vacío, que es una técnica en la que se extrae el contenido del útero a través de un equipo de aspiración manual o eléctrico.
¿En realidad es seguro?
El aborto es un procedimiento seguro cuando se realiza con personal capacitado, insumos necesarios, tecnología adecuada e información científica.
De acuerdo con la OMS, un aborto es seguro cuando lo practica una persona con las competencias necesarias y aplica los métodos recomendados por el organismo acordes con el tiempo de embarazo de la paciente.
En cambio, el aborto no es seguro cuando lo practica alguien sin capacitación necesaria y/o sin normas médicas mínimas. Es peligroso cuando se emplean métodos obsoletos como el legrado o cuando implica la ingestión de sustancias y brebajes o la inserción de objetos extraños.
Tanto el aborto con medicamentos, como la aspiración por vacío, se realizan en las clínicas de Interrupción Legal del Embarazo (ILE) de la CDMX, donde se han registrado cero muertes de pacientes desde que abrieron sus puertas.
En los países desarrollados donde el aborto es permitido por la ley y el personal de salud está capacitado para ofrecer abortos seguros, la tasa de mortalidad es baja: de 0.2 a 2 muertes por cada 100,000 abortos, en comparación con la mortalidad relacionada con el embarazo, que es de nueve muertes por cada 100,000 nacidos vivos.