Porque no debemos acostumbrarnos a este tipo de historias
Depresión, coraje, temor, angustia, impotencia, pero sobre todo esperanza.
Ese es el común denominador de miles de mexicanos que se han unido para buscar en fosas clandestinas a sus seres queridos, en su mayoría víctimas de la guerra contra el narcotráfico, que comenzó en diciembre de 2006.
En los últimos años, las noticias sobre el hallazgo de este tipo de lugares parece que se han normalizado, por eso aquí te contamos cinco historias para no olvidarlas ni ser indiferentes ante ellas.
TAMAULIPAS
"Tu desaparición pesa más que el olvido, cada día sin tu presencia es morir en vida".
Estas palabras forman parte de un poema que Guillermo Gutiérrez Riestra, un doctor en derecho penal de Tamaulipas, le dedicó a su hija Raquel Gutiérrez Ruíz, que desapareció el 28 de agosto de 2011 en Ciudad Victoria, cuando la joven tenía 18 años.
"Perder a un ser querido y no saber qué le pasó es una tragedia que ha movido a miles de personas en México a buscar en fosas clandestinas o comunes algún rastro de nuestros familiares", dice el abogado, que desde 2012 fundó el grupo Familiares y Amigos de Desaparecidos.
Un factor que para Gutierréz Riestra ha sido determinante y terrible en la búsqueda de su hija es la desconfianza en las autoridades.
"Desde el principio tuve muchas dudas sobre el trabajo que las autoridades realizan para localizar a los desaparecidos, en mi caso me pidieron una muestra de ADN de mi hija para cotejarlo con la base de datos que tiene la Procuraduría, pero al paso de los meses vi que las cosas no avanzaban y como que había cierto desdén por seguir el caso. Ahora estamos pidiéndole al gobierno estatal y federal que den prioridad a la localización con vida de nuestros familiares", comenta el abogado tamaulipeco.
Ante la falta de respuesta, el colectivo que fundó Guillermo se dio a la tarea de moverse alrededor de Tamaulipas y cruzar información con otros colectivos de la región noreste (Coahuila, Nuevo León y Chihuahua) para darle celeridad a los casos.
"Con nuestros datos podemos hablar de cinco mil personas encontradas en fosas comunes en los panteones municipales tamaulipecos pero lamentablemente ninguno coincide con el de los desaparecidos desde 2011", destacó el activista.
De hecho, uno de los integrantes de Familiares y Amigos de Desaparecidos se dirigió a Nuevo Laredo en 2013 porque había indicios de que uno de sus seres queridos podría estar en una fosa común, pero la respuesta que tuvo de las autoridades municipales fue escalofriante:
"Le dijeron que mejor no le moviera tanto, porque luego iban a encontrar más fosas con varios muertos y el gobierno local no tenía la capacidad de recabar tanta información", comenta Gutiérrez Riestra.
Tamaulipas es una de las rutas usadas por los narcotraficantes para el tráfico de drogas a Estados Unidos. Dos organizaciones, el Cártel del Golfo y Los Zetas, mantienen una lucha interna por su control.
VERACRUZ
"Veracruz es una fosa enorme", dijo el fiscal veracruzano Jorge Winckler tras el descubrimiento de al menos 350 restos en fosas comunes encontradas en las últimas semanas por ciudadanos.
Pero la noticia de las fosas comunes y clandestinas veracruzanas no generó sorpresa en Lucía Díaz, la madre de uno de las decenas de desaparecidos que forma parte del Colectivo Solecito que se ha dedicado a buscar a sus familiares.
Díaz se integró al grupo luego que su hijo, Guillermo Lagunes Díaz, fuera secuestrado en la ciudad de Veracruz el 28 de junio de 2013; actualmente no se sabe que pasó con el joven que trabajaba como DJ.
Junto con el Colectivo Solecito, Lucía Díaz presionó a las autoridades para investigar los campos veracruzanos en donde otros ciudadanos encuentran restos, porque desde hace más de un año tenía la sospecha de que la zona conocida como Colinas de Santa Fé, en el puerto de Veracruz, era lugar de una fosa clandestina.
Ante la poca actividad por parte de las autoridades, los activistas de Solecito fueron a Colinas de Santa Fé de agosto de 2016, con la esperanza de encontrar alguna huella de sus seres queridos.
"Escavamos los hoyos, pero intentamos no tocar los restos", dijo Díaz, porque el ADN podría ser la única esperanza para identificar a las víctimas y tocar los huesos podría alterar dicha evidencia.
Díaz dijo que es "imposible determinar" cuántas personas están enterradas y no está segura de que las fosas no se hayan utilizado recientemente.
Colectivo Solecito ha criticado a las autoridades estatales anteriores y actuales por no hacer mucho para intentar encontrar o identificar a los desaparecidos en la entidad, muchos de los cuales fueron secuestrados y aún no se sabe de ellos.
GUERRERO
"Mi madre está muerta en vida", dice uno de los integrantes del grupo Los Otros Desaparecidos, Mario Vergara Hernández.
Su hermano, Tomás Hernández, fue secuestrado en julio de 2012 mientras conducía su taxi de Huitzuco hacia Iguala (en este municipio desaparecieron 43 estudiantes de la Escuela Norma Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa el 26 de septiembre de 2014).
Desde entonces, Vergara Hernández se dio a la tarea de organizarse con otros ciudadanos para buscar información que diera con el paradero de los desaparecidos como su hermano.
La agrupación ha recuperado 321 cuerpos desde fines de 2014, de los cuales solo 15 han sido identificados.
En enero de 2016, integrantes de Los Otros Desaparecidos de Iguala encontraron restos humanos en dos fosas clandestinas en los cerros Los Pericones y La Laguna, en el municipio de Teloloapan.
Mario dice estar seguro que hay más fosas clandestinas en las que pueden estar sus familiares porque hay sitios con indicios de haber sido excavados y otros con rocas encimadas distintas a las que por naturaleza hay en cerros guerrerenses.
Vergara Hernández anhela tener la certeza de lo que ocurrió con su hermano.
"A veces nos hablan personas de distintas partes del estado para decirnos que tienen información de fosas comunes y yo voy con un grupo de compañeros para saber si podemos encontrar algo de interés", dice el activista.
Actualmente 400 familias de Acapulco, Taxco, Cocula, Huitzuco y Arcelia pertenecen a Los Otros Desaparecidos de Iguala, y todos tienen la esperanza de encontrar a sus familiares desaparecidos.
Guerrero es una de las regiones más pobres de México y registra una de las tasas más altas de homicidios con asesinatos casi cotidianos en distintas localidades, entre ellas Acapulco, destino turístico importante del país en el siglo pasado.
COAHUILA
Nos desaparecieron hermanas, hermanos, hijos, padres, mientras que a otros les asesinaron a sus seres queridos más cercanos, asegura Diana Candelaria Iris García, una de las fundadoras de Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en Coahuila, Fuundec.
Desde 2007, Iris García y un grupo de colectivos ciudadanos comenzó a reunirse para buscar a personas desaparecidas en el territorio coahuilense; actualmente tienen 290 casos de desapariciones.
"Desde que se agudizó la violencia e inseguridad en el país nos convertimos en víctimas de una situación que ni los gobiernos locales y federales respondieron. En este caminar por encontrar la justicia y la verdad, nos enfrentamos a servidores insensibles con nula calidad moral y sin una atención adecuada que nos orientara ante esta tragedia", dice Diana Canderalia.
Su hijo, Daniel Cantú Irís de 23 años, desapareció en febrero de 2007 cuando se encontraba trabajando en Coahuila.
"Reitero algo que me parece fundamental: sin la verdad sobre lo que pasó con los desaparecidos en México no habrá justicia, y sin justicia no habrá memoria de la barbarie vivida en el país", agregó la activista.
MORELOS
"No buscamos basura, buscamos seres humanos que fueron arrebatados de sus familias", comenta Angélica Rodríguez Monroy, integrante del grupo “Búsqueda de Familiares: Regresando a casa Morelos, A.C.”.
La hija de Angélica, Viridiana Morales Rodríguez, desapareció el 12 de agosto de 2012 en San Pedro Tlanixco, Estado de México, acompañada de su esposo Roberto Altamirano López.
Dos días después, el cadáver de Roberto fue encontrado en un río de San Pedro Tlanixco y sus familiares reconocieron el cuerpo el 17 de septiembre de 2012; De acuerdo con la necropsia, el hombre murió por asfixia y recibió un fuerte golpe en la cabeza. Pero de Viridiana no se encontró rastro alguno.
Angélica Rodríguez comenta que la idea de formar "Búsqueda de Familiares" nace de dolor e impotencia de ver cómo las autoridades municipales y estatales no daban celeridad al proceso de búsqueda de su hija.
"Vemos que las autoridades están rebasadas en estos casos y es triste porque ni siquiera cumplen con el protocolo mínimo para localizar a nuestros seres queridos. Siempre buscan a nuestros familiares sin vida cuando nosotros queremos que se den a la tarea de localizarlos con vida", dijo Angélica Rodríguez.
"Haremos lo que está en nuestras manos para reencontrarnos con nuestros familiares y exigir al Estado de Morelos que brinde la seguridad para todos los habitantes", afirmaron los integrantes del grupo.
"Queremos Brindar un acompañamiento psicosocial a los familiares que han sufrido igual que nosotros un suceso delictivo, mediante talleres de sensibilización y concientización sobre el tema de desaparición", comentó María Herrera Magdaleno, fundadora de "Familiares en Búsqueda María Herrera", que forma parte de la asociación.
Morelos, al igual que los estados vecinos de Guerrero y de Estado de México, ha sufrido durante años de la violencia del narcotráfico y las desapariciones, lo que da esperanza a algunos familiares para finalmente encontrar a sus seres queridos.
LAS CIFRAS OFICIALES
El asunto es alarmante: de agosto de 2006 a octubre de 2015 fueron localizados unos 662 cuerpos en 201 fosas comunes, distribuidos en 16 entidades federativas, de los cuales solo el 18% ha sido identificado, de acuerdo con un documento que la PGR entregó a la Cámara de Senadores en febrero de 2016.
El fenómeno del hallazgo de restos en fosas comunes es producto la violencia provocada por la delincuencia organizada y en algunos casos "no pudiera descartarse la participación de agentes del Estado", según dicta una recomendación de la CNDH que hizo al Gobierno de Morelos en 2016.
"Es prioritario atender a los familiares de las víctimas de estos dolorosos acontecimientos y exigir la verdad y el acceso a la justicia, ya que en ocasiones las familias, en su desesperación, se ven obligadas a hacer lo que en principio le corresponde a la autoridad", puntualizó la Comisión.
Lo peor: los autores intelectuales y materiales de las desapariciones y posteriormente de las fosas clandestinas quedan impunes, lo que a la larga "trae consigo graves consecuencias para el Estado de Derecho" en México, afirma el informe 2016 sobre la situación de los derechos humanos en México de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).