Amnistía Internacional (AI) reportó que durante las manifestaciones feministas en México se han registrado agresiones verbales, físicas, intimidación y violencia sexual en contra de mujeres y niñas.
En su reporte 'México: La era de las mujeres', la organización concluyó que hay una escalada de violencia por parte de las autoridades contra mujeres y niñas que participan en protestas.
"Amnistía Internacional considera que se configura una situación de riesgo particular para las manifestantes feministas, de grupos de mujeres y mujeres que no pertecen a colectivas feministas o grupos de mujeres, de ser víctimas de diversas violaciones de derechos humanos (...) Las distintas agresiones físicas, verbales, las intimidaciones y la violencia sexual de la que fueron objeto las manifestantes, muestran que las autoridades actuaron de forma contraria a su obligación de respetar los derechos humanos", puntualiza.
Mediante estas violencias, añade, las autoridades mexicanas castigan a las mujeres que se han "atrevido a salir a las calles", para aleccionarlas y evitar que vuelvan a protestar.
Las mujeres y niñas que salen a protestar contra la violencia de género se enfrentan y sufren también el estigma, creado por autoridades y medios de comunicación, de que son "malas mujeres" por atreverse a desafiar los roles tradicionales que les han sido asignados socialmente, por lo que son acusadas de ser violentas y provocadoras.
La estigmatización de la protesta feminista ha escalado desde que las manifestaciones comenzaron a ser más constantes a partir de agosto de 2019, cuando tomaron las calles por acusaciones de violación de policías contra menores en la CDMX.
Protesta en CDMX contra el acoso, el 9 de diciembre de 2020.Cuartoscuro
Desde entonces, ha recaído sobre ellas un estigma propiciado tanto por autoridades como por medios de información que crean estereotipos de género. Por ejemplo, los dichos de la jefa de Gobierno capitalina, Claudia Sheinbaum, que dijo que las manifestaciones, aunque son mayormente pacíficas, son "provocaciones" y dieron una falsa impresión de violencia.
Otro ejemplo: en 2020, medios se refieren a una manifestación en León, Guanajuato, como una que "terminó en enfrentamientos con la policía", aunque en realidad la protesta fue mayormente pacífica y las mujeres fueron detenidas arbitrariamente.
Para el análisis, AI recuerda los casos de la manifestación de León, pero también la del 11 de septiembre en la Comisión de Derechos Humanos (CODHEM) de Ecatepec, la protesta del 28 de septiembre por la despenalización del aborto en la CDMX y la del 9 de noviembre en Cancún, Quintana Roo, por el caso Alexis, entre otras.
Calificar como violentas estas manifestaciones donde se exige justicia ante la violencia de género se refuerzan estereotipos de que las mujeres pertenecen a la casa o al ámbito privado para no buscarse problemas con autoridades al salir al protestar, o para evitar que sus derechos humanos sean vulnerados, cuando estos tendrían que ser garantizados por las autoridades.
Otros estigmas se han creado también a partir de la vestimenta de quienes protestan: las capuchas y el portar prendas color negro son un ejemplo.
Amnistía Internacional se dijo preocupada por el continuo uso de la violencia sexual como una forma para aleccionar o castigar a las mujeres y adolescentes.
"La violencia sexual per se es una violación del derecho humano a la integridad personal, pero puede llegar a constituir tortura cuando se le usa con la intención de inflingir sufrimiento o de castigar. Las autoridades mexicanas deben actuar con debida diligencia en las investigaciones de esos casos, desde el primer momento en que tienen conocimiento de estas vulneraciones", puntualiza la organización.