Grupos activistas internacionales, fiscales mexicanos y un perro entrenado para olfatear dispositivos de memoria unieron sus fuerzas este mes para atrapar a un sospechoso de pedofilia en Ciudad de México.
Primero, Free a Girl, un grupo con sede en Holanda que lucha contra la trata de personas, avisó a los activistas de la organización estadounidense Operation Underground Railroad que Nelson M., un holandés que defendía abiertamente la idea de tener sexo con niños, se había ido a México tras huir de procesos judiciales pendientes en Holanda.
El europeo aparentemente pensó que la laxa aplicación de la ley en México le permitiría actuar con libertad en la Ciudad de México, una metrópolis de 21 millones de habitantes donde la mayoría de los delitos quedan impunes.
Pero no contaba con Hidu, un can graduado recientemente de una academia que enseña a los perros a olfatear el óxido de trifenilfosfina, o TPPO, un revestimiento químico utilizado en dispositivos electrónicos como las memorias USB y las tarjetas de memoria.
Operation Underground Railroad estableció rápidamente un plan para hacer caer al holandés en una trampa, utilizando las salas de chat y los espacios de las redes sociales en los que era activo.
“Pudimos confirmar que estaba en México y luego hablar con él en diferentes salas de chat. Nos dijo: ‘Estoy en una zona muy peligrosa. No quiero darles mi dirección. No quiero que vengan a verme, pero pueden venir a verme a una gasolinera’”, relató Matt Osborne, director de operaciones globales del grupo tras la detención.
El problema era que lo habían detenido en una parada de autobús, no en su casa, y nadie sabía dónde vivía. Nadie sabía dónde podía haber escondido el material de abusos sexuales a menores, que suele estar en formato digital.
Los fiscales de la ciudad utilizaron una red de cámaras de vigilancia en las calles para seguir los movimientos del sujeto hasta un departamento que alquilaba en el oriente de la ciudad.
Una vez que la policía obtuvo una orden de registro, ahí es donde entró Hidu; un labrador negro que había sido entrenado por Todd Jordan en su academia Jordan Detection K9 en Indianápolis, Indiana.
El óxido de trifenilfosfina es una sustancia química que se utiliza en pequeños dispositivos de memoria de estado sólido para evitar el sobrecalentamiento. Su olor característico es suficiente para que los perros lo localicen.
Hidu era nuevo en el trabajo; se había graduado apenas dos semanas antes y este era su primer caso. De hecho, era el primer caso en el extranjero que cualquiera de los perros de Jordan había tenido.
Operation Underground Railroad viajó con Hidu y su entrenador a Ciudad de México, donde los fiscales iban a registrar el apartamento.
“Según tengo entendido, había un teléfono escondido en un cesto de ropa sucia que olía muy mal; ya sabes, ropa sucia en un rincón en el que nadie entraba”, dijo Osborne. “El perro encontró ese teléfono”.
Hidu encontró más material de pornografía infantil pegado a una pared detrás de un cuadro, señaló Osborne. “El perro olfateó un par de discos duros en algunos lugares de su departamento que eran difíciles de encontrar para los humanos, pero el perro los olfateó”.
Los fiscales dijeron que los discos y dispositivos contenían unos 4 terabytes de material de abuso sexual infantil.