Tras el anuncio de las sanciones al Club Querétaro por los hechos violentos registrados el pasado sábado 5 de marzo durante partido contra el Altas, donde 26 personas resultaron heridas, usuarios de redes sociales se indignaron por las medidas tomadas por la Federación Mexicana de Futbol, al considerar que suspender la actividades en el Estadio Corregidora y hacer que el equipo juegue a puerta cerrada por un año fueron medidas muy blandas.
Aunque se mencionaba la posible desafiliación del club por la violencia del pasado fin de semana, durante la Asamblea de Dueños, la dirigencia de la Liga MX decidió que la afición de los Gallos Blancos del Querétaro no podrá tener actividad futbolística durante un año en calidad de visitante, mientras que de local serán tres, y el equipo podría buscar otro estadio para jugar en ese tiempo.
Los internautas aseguraron que esta medida solo dará pie a la venta del equipo, pero no resolverá el problema de la violencia entre las barras que apoyan a los equipos de la Primera División.
Otros mencionaron las sanciones por el grito homofóbico durante los encuentros deportivos, implementadas por la Federación Mexicana de Futbol (FMF) y dijeron que "en los estadios se pueden matar pero no gritar puto, porque se quedan sin mundial", en referencia a la llamada de atención por parte de la Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA).
Mientras que otros seguidores del soccer criticaron que solo se implemente una multa de 1.5 millones de pesos , ya que acusaron que "los poderes fácticos se mueven para proteger sus intereses, así o más cínicos".
Otras de las medidas que se dieron a conocer fue la suspensión de la directiva de los Gallos Blancos por los próximos cinco años. Además, se mencionó que, en caso de que decidan jugar en el Corregidora, deberán tener una seguridad de perímetro de tres kilómetros, coordinado con las autoridades.
Asimismo, la barra del Querétaro no podrá ir a los partidos del equipo como local durante los próximos tres años, mientras que como visitante durante uno. Algo similar vivirá la porra del Atlas, que no podrá ir a una sede ajena durante los próximos seis meses.