¡Una conmovedora historia!
En un emotivo adiós, Rosie, una gata de carey de 33 años, considerada la más longeva del mundo, falleció en su hogar, en Norwich, Inglaterra.
Su dueña, Lila Brissett, una mujer de 73 años, estuvo a su lado en sus últimos momentos y contó que en sus últimos días, la salud de Rosie se había deteriorado mucho.
"No estaba muy bien y un día simplemente caminó por el pasillo de la casa, se acostó y falleció", dijo a la prensa local.
Lila adoptó a Rosie en un refugio cuando era solo una gatita pequeña. La 'michi' nació aproximadamente en 1991 y tuvo que abandonar su primer hogar después de que la familia con la que vivía descubriera que uno de los hijos tenía alergia a los gatos.
Después, Rosie fue entregada a un grupo de rescate de gatos y finalmente dada en adopción a Lila, una viuda amante de los animales.