Porque esta historia describe el ascenso del mayor narcotraficante de este país, Joaquín Guzmán Loera.
Este fin de semana se estrenó en streaming la serie de "el Chapo" la miniserie producida entre Netflix y Univisión. Esta producción se transmitió desde abril, pero solo para el público estadounidense a través de Univisión y a partir del 16 de junio llegó a Netflix.
La historia empieza en 1985 y cuenta el ascenso del narcotraficante más buscado del mundo: Joaquín “el Chapo” Guzmán Loera.
La documentación e investigación de esta producción de Netflix/Univisión es evidente. No se trata de otra narconovela, es la historia ficción/realidad del crecimiento del crimen organizado en los años ochenta y noventa en México.
Y sí, en Nación321 vimos los primeros capítulos para decirte, sin spoilers, los elementos imperdibles de esta nueva producción de Netflix.
1. JOAQUÍN GUZMÁN LOERA
La serie muestra ciertos aspectos de la vida de Joaquín Guzmán que lo llevaron a obsesionarse con “ser alguien” en el mundo del narcotráfico. Casi como una historia de self made man, la serie de Netflix/Univision logra crear empatía con el personaje principal.
Ninguna situación va a impedir que mueva cocaína entre fronteras, cueste lo que cueste, le duela lo que le duela y pierda a quien pierda.
¿Cómo un hijo de campesinos logró llegar a ser el narcotraficante más buscado del mundo? Esa es la respuesta que esta serie responde.
Esta producción está lejos de hacer “apología de la violencia” porque también denuncia cómo distintos narcotraficantes crecieron al amparo del gobierno a finales del siglo XX. La documentación sobre la historia del narcotráfico es evidente, en un gran trabajo por parte de los guionistas y productores.
2. PARTIDO TRABAJADOR INSTITUCIONAL (es decir: el PRI)
Mientras la serie va desarrollando el ascenso de “El Chapo” presenta a un personaje interesantísimo: Conrado Sol. Un funcionario de bajo perfil, en un inicio, que tiene ambiciones políticas fuertes.
Conrado trabaja en el Partido Trabajador Institucional (que a todas luces es el PRI) donde va a detectar los problemas del narco y va a recomendar las mejores estrategias para gestionarlo, pero nunca terminarlo.
La estética priísta ochentera es fenomenal, desde las formas entre los personajes, hasta el mobiliario burocrático de acabados de madera y pisos de mármol.
3. ¿LOS ARELLANO FÉLIX?
En la serie están dos personajes clave para el Chapo, se trata de los hermanos Avendaño, líderes del cártel de Tijuana y que a todas luces son el retrato de los Arellano Félix, los hermanos que cruzaban marihuana de Tijuana a San Diego pero que les encantaba andar de fiesta en los mejores antros.
El personaje de Ramón es impulsivo y violento, mientras que Benjamín es más cauteloso y calculador. Estos retratos parecen ser inspirados en las crónicas que realizó Jesús Blancornelas durante años en el Semanario Zeta o en su libro El cártel: Los Arellano Félix.
Cada detalle de las formas fueron cuidadas por los guionistas y productores.
4. EL PRESIDENTE Y LOS MILITARES
La relación entre el gobierno y el narcotráfico en los ochenta ha sido señalada por periodistas y analistas. Los escritores de esta serie ponen a un presidente muy parecido a Carlos Salinas de Gortari como el encargado de poner en orden a los distintos grupos del narcotráfico.
El presidente, primero decide terminar el pacto de protección y meter a la cárcel al mayor narcotraficante del país: Don Miguel Ángel. Que es presentado como el jefe de Joaquín Guzmán Loera, esta situación detonará el crecimiento del "Chapo" en el mundo criminal.
Este personaje, Don Miguel Ángel, nos recuerda a quien fuera el líder del Cártel de Guadalajara, Miguel Ángel Félix Gallardo.
5. LA CORRUPCIÓN ERA EL CAMINO
Todo el traslado de droga y movimientos de los narcotraficantes sucede al amparo del gobierno, desde un policía de tránsito, autoridades aeroportuarias, hasta el Secretario de la Defensa.
La capacidad de persuasión (y corrupción) de Joaquín Guzmán queda clara en la serie. No importa que se trate de negocios, mujeres o autoridades, es capaz de convencerlos para que tomen el dinero y lo dejen hacer lo que él quiere.