El Presidente dijo ayer, indebidamente, una cosa que tiene mucho sentido.
Indebido es que Andrés Manuel López Obrador declare cosas para incidir en el proceso electoral de 2024.
Pero no por indebido AMLO anda desencaminado políticamente en lo que dijo ayer sobre José Ángel Gurría, exfuncionario que, como pocos, puede ser ejemplo de la tecnocracia que aprovechó privilegios legales pero inmorales.
Andrés Manuel dijo este lunes que lo mejor que le puede pasar a Morena es que pongan a alguien como Gurría bien adelante en la visibilidad de la oposición.
El mandatario dijo eso porque achaca al secretario de Hacienda de Ernesto Zedillo la autoría del Fobaproa.
El rescate bancario –que por los abusos que se dieron López Obrador expone maniqueamente como “rescataron banqueros con costo al pueblo”– es una de las banderas más añejas de Andrés Manuel. No fue exactamente así, pero así ha resultado exitoso para AMLO. Y eso cuenta en las elecciones.
Y por eso mismo, el tabasqueño se frota las manos –y no lo oculta– de pensar lo fácil que le pondrán esa rolita para sacarla del parque, luego de que en el Frente insisten en que sea Gurría el que coordine el plan de nación.
“Qué bueno, ¿no?, que sea Gurría el coordinador del equipo que está elaborando el proyecto de los conservadores, del PRIAN, para que ya no continúe la transformación, es muy bueno. Porque si hubiesen escogido a un recién egresado, no conocido, del ITAM o un egresado de Harvard poco conocido, pues a lo mejor hubiese costado trabajo aclarar quién era o cómo piensa, si está a favor del pueblo o a favor de la oligarquía, nos costaría más trabajo dilucidar sobre un personaje así, pero Gurría llegó a declarar de que iban a tardar, y en eso hay que reconocer que acertó, que iban a tardar 30 años dominando; y sí, hasta se pasaron, 36 años, desde el 83 hasta el 2018 dominaron ellos”, declaró ayer AMLO.
Ese párrafo es un retrato de cuerpo entero de Gurría. Le faltó al Presidente –por esta vez– recordar lo de la pensión que antes de los 50 años recibió el exfuncionario al salir de la dirección de Nacional Financiera.
Así era el régimen. Se las ingeniaban para sacar leche a la vaca presupuestal incluso si ya se habían alejado de algún puesto donde estuvieron poco tiempo, incluso si cobraban en otra posición.
La defensa de Gurría, una vez que en 1999 fue denunciado en la Cámara de Diputados por haberse pensionado años atrás, fue alegar que ese pago era legal.
La indignación ante la inmoralidad fue tal que, una vez que se instaló una comisión legislativa para investigarlo, su “salida” fue anunciar que donaría ese dinero en tanto siguiera en la administración pública.
Ahora el Frente le ha nombrado como su ideólogo. De verdad qué faltos de ideas andan los del PRI, PAN, PRD.
El Presidente tiene popularidad.
Sus candidatos tienen un muy buen récord estos años en las competencias electorales, al punto de darle a Palacio Nacional dos terceras partes de los gobiernos estatales.
Sus corcholatas hoy vencen a cualquiera de los aspirantes del Frente.
En otras palabras, el discurso de AMLO, por trillado que les suene a algunos, por detestable o retrógrado que lo consideren otros, es muy exitoso.
¿Y qué se les ocurre en el Frente? ¿Iniciar un relevo generacional de cuadros, traer a gente que entienda la nueva realidad, personas con ideas frescas, con un nombre sin escándalos? Nada de eso: van por José Ángel Gurría. Válgame dios.