Los tiempos electorales ya no son lo que eran. Por ejemplo, es poco comprensible que a Claudia Sheinbaum se le haya dejado en la capital donde cualquier contingencia (tocamos madera) le puede ser cobrada por el electorado que eventualmente votaría por ella para presidenta de la República. Y lo mismo ocurre ahora con Rosa Icela Rodríguez.
En la encuesta de El Financiero publicada ayer, la secretaria de Seguridad federal sale como la mejor posicionada en las preferencias ciudadanas sobre quién debería ser el candidato de Morena a la CDMX en 2024. Si ya tiene meses en esa posición, ¿entonces por qué el Presidente le encarga delicados asuntos que no se resuelven en un par de meses?
El viernes pasado Andrés Manuel López Obrador informó que la secretaria Rodríguez estará encargada por la parte mexicana de la estrategia contra el tráfico de fentanilo. Esa tarea la realizará como contraparte de Elizabeth Sherwood-Randall, asesora de seguridad nacional de Estados Unidos y quien estuvo en Palacio Nacional el jueves 9 de marzo.
No es extraño que López Obrador encargue a Rosa Icela tareas complejas o en las que el mandatario tiene muy particular interés. El fentanilo se ha convertido en un ariete con el que políticos y funcionarios de Estados Unidos pretenden ganar mayor influencia sobre el gobierno mexicano y su estrategia (es un decir) antidrogas.
A lo largo de los últimos tres meses, desde el exsecretario de Estado Mike Pompeo en sus memorias hasta declaraciones de este fin de semana del senador Bob Menendez han calentado la agenda de la relación bilateral, donde sobran las posturas que consideran que la única soberanía que hay que cuidar es la de Estados Unidos.
En medio de esas tensiones ocurrió, al arrancar marzo, el secuestro de cuatro estadounidenses en Matamoros –dos de los cuales murieron–, lo que elevó el tono de los reclamos estadounidenses por mayor cooperación, y mayor esfuerzo por parte de México, en la lucha contra los cárteles en general, y en contra del tráfico de fentanilo en particular.
El tema del fentanilo fue parte sustancial de la reunión del 9 de marzo, y al día siguiente la Presidencia dio a conocer en un comunicado que la secretaria Rodríguez sería la encargada de dar seguimiento a los acuerdos, considerados un relanzamiento del llamado Entendimiento Bicentenario entre las administraciones de Biden y de AMLO.
En principio, dentro de dos meses se han de reunir de nueva cuenta las delegaciones, en un encuentro en Washington para dar seguimiento a los acuerdos de intercambio de inteligencia y monitoreo de la eficacia de las acciones emprendidas.
Eso es lo que desde el viernes le fue encargado a Rosa Icela. Reiterar que el hecho de que esa responsabilidad recaiga en esta secretaria evidencia la proclividad que Andrés Manuel tiene por ella. Claro, es difícil anticipar si tal labor habría podido recaer en un militar de los demasiados que ahora hacen labores de seguridad, pero ese es otro tema.
Así que Rosa Icela, que suma ya dos meses superando en la encuesta de El Financiero a sus correligionarios Clara Brugada y Omar García Harfuch, tiene chamba para rato y una en particular por la que se antoja difícil que en verano simplemente diga a sus contrapartes “hasta la vista, babys, ahí se quedan con su fentanilo”.
En los careos publicados ayer por El Financiero Rosa Icela saca 16 puntos a Xóchitl Gálvez y 23 a Claudia Ruiz Massieu. La duda es si su jefe la quiere o no de candidata en la capital. Porque la encuesta, sí.