Querida Conferencia Nacional de Gobernadores:
Consciente soy de que podría resultarte sorpresivo que hoy me dirija a ti luego de que he dicho que no sirves para nada (bueno, sí sirves para armar comilonas donde llega a haber empellones entre secretarios y gobernadores, pero ese no es el tema). Espero pases por alto mi anterior desdén y tomes en cuenta una humilde, y estimo que pertinente, solicitud.
Lo que te quiero pedir, a título estrictamente personal respetable Conago, es que ahora que elegiste que te presida Miguel Ángel Mancera, modifiques lo que haya que modificar para que el jefe de Gobierno (es un decir) de la Ciudad de México, tenga harta chamba en este nuevo encargo, de forma que deba abocarse de tiempo completo a su nueva función. Que se vuelva presidente vitalicio de la Conago o algo así, y que ese cargo sea por estatutos, incompatible con encabezar el ejecutivo chilango. En pocas palabras: échanos la mano para que no vuelva.
Permíteme dar argumentos para que valores lo provechoso que resultaría a los gobernadores atender mi petición.
El señor Mancera, por ejemplo, te puede resultar un excelente apagafuegos en las más diversas temáticas. Es su especialidad: hacer como que hace y, ante cualquier problema, cambiar la conversación.
Pongamos que un gobernador tiene reclamos de falta de transparencia en su gestión. Mancera podría mostrarle cómo él cierra el acceso a la información y a pesar de ello presumir que tiene un gobierno transparente. En ese renglón, que me perdone Beto el Boticario, es un magazo.
O digamos que la delincuencia organizada se asienta en una entidad. Mancera podría llevarles el manual de cómo vez tras vez una realidad evidente (el ejercicio que ayer hizo al respecto el diario Reforma, compilando las diez ocasiones en que el jefe de Gobierno –es un decir– ha negado al crimen organizado, es ejemplar).
Si se diera el caso, en cambio, de que una entidad enfrenta una emergencia ambiental, tienes querida Conago la ventaja de que Mancera podría llevarse con él a Tanya Müller, una funcionaria del medio ambiente enamorada del concreto. Tienen bien ensayado un numerito negacionista tan perfecto que logra que, exasperada por la indolencia gubernamental, la ciudadanía deje en un segundo plano el problema ecológico.
¿Problemas de transporte y movilidad? Nadie como Mancera y Héctor Serrano. Ellos pueden dar asesorías sobre gatopardismo: prometen que con la nueva tarifa todo cambiará para, ya se sabe, quedar igual. Es un show anual garantizado.
¿Que las denuncias de robos están en la capital en su máximo en cinco años? (Ver Animal Político de ayer) No importa, él hablará de que la Conago no es su plataforma presidencial. Así cambia de tema.
Piénsalo, Conago, puedes ganar mucho llevándote a Mancera. Mira: no hay mejor animador de eventos dominicales. Hace lo que tenga que hacer y se viste de lo que se tenga que vestir para ello. De verdad.
Y nadie tiene su genio para inventar eventos gratis en la plaza pública. Así, gratis: sin informes sobre quién paga estrados, sonido, vallas, logística... Gratis. Nadie sabe quién paga sus viajes. Nadie sabe quién viaja con él en el helicóptero. Nadie sabe si está o no en la ciudad porque da lo mismo: si sube el crimen, es problema del sistema de justicia; si se mueren siete albañiles en una obra denunciada como ilegal, pone cara dura (es un decir) y anuncia que ahora sí actuará contra los abusos inmobiliarios.
De verdad, Conago, te conviene. Los gobernadores lo adorarán. Nadie como él para ser como ellos.
Me despido afectuosamente.