Opinión

Salvador Camarena: Ponerle la agenda

AMLO. | No se trata de no publicar lo que dice, pero la tarea para la prensa es volver a la función esencial | Fuente: Cuartoscuro


Hablemos de una situación hipotética. En México el Presidente de repente dice que el país es más seguro que Estados Unidos. La prensa responde a tal aserto con azoro y números. “Está mal el mandatario. Sus datos no cuadran”. En su siguiente comparecencia el gobernante, evidenciado, ofrece una disculpa, reconoce la realidad, corrige, pasa página.

Ese país no es México hoy. El jefe del Ejecutivo dijo esa cosa el lunes y la prensa se desboca al repetir lo que dijo el tabasqueño, aunque de entrada se sepa que es dudosa la afirmación, aunque no sea novedad que el ocupante de Palacio Nacional saque de la chistera, un día sí y otro también, afirmaciones estrambóticas o de plano falsas.

El ciclo se consume diario de idéntica manera. Los medios difunden de forma acrítica lo que AMLO dice; y luego, al correr de las horas medio se va desmontando lo que, para sorpresa de nadie, era inexacto, tendencioso o sin fundamento. Para entonces ya ocurrieron dos cosas: él ocupó la agenda con un distractor, y ganó con eso de ‘difama que algo queda’.

A pesar de tanta experiencia acumulada estos años sobre la manera en que opera la máquina de propaganda del actual gobierno, los medios le ayudan cotidianamente en su intención, deliberada y sistémica, de desviar la atención. Andrés Manuel López Obrador les pone la agenda, con lo que temas graves, urgentes o importantes son dejados de lado. 

El Presidente habla de que es más inseguro Estados Unidos que México para que nadie le cuestione sobre su gobierno espía, sobre las desaparecidas en Nuevo León o Guanajuato, sobre la corrupción en Segalmex, sobre la falta de medicamentos… ¿y qué hace la mayoría de los medios? Le ponen el megáfono a sus nada inofensivos dislates.

No se trata de cancelar al Presidente, de no publicar lo que dice, mucho menos de no mencionarlo. La tarea urgente para la prensa es volver a la función esencial. El pregón de la mañanera es, en el mejor de los casos, como un boletín de la vieja época: mucho de desdoro le caía al medio que sólo reproducía la versión oficial. 

La mañanera es una carnada que muerden día a día tantos los medios en sus portales porque, a falta de contenidos relevantes, mendigan a diario las sobras de clics y audiencia de tan pernicioso happening mediático. Si ahí se miente, se ataca, se difama, se abusa del poder, por qué prestarse como difusor de eso antes que asumir que la prensa debe cubrir, tras ello revisar, y sólo entonces publicar. En ese orden. 

Si AMLO no dice algo de valor, si dice un despropósito, hay que tratarlo como tal: cotejar los dichos presidenciales y, tras el debido contraste, darles el espacio que corresponda según la relevancia, para bien o para mal, de lo que ha dicho. Si no amerita espacio, sea. Si lo que corresponde es decir que dijo algo falso, consignar eso, no la mentira a secas. 

De forma inaudita medios serios ayudan al Presidente a atacar a periodistas que hacen su trabajo. La semana pasada lo hicieron al limitarse a decir que el Presidente –sin pruebas, sin argumentos convincentes y, sobre todo, sin desmontar un reportaje documentado que decía lo contrario– negó que su gobierno espía. Se les fue la nota.

Ese día de la semana pasada AMLO dijo claramente que no dará información cuando hacerlo le impida la posibilidad de imponer su agenda, esa que le sirve sobre todo a él. ¿Y quiénes le ayudan en esa labor, que subestima la agenda de la sociedad? La prensa.  


Salvador Camarena 15.59.2023 Última actualización 15 marzo 2023 6:59

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