Se acabó la política estufa. El presidente Andrés Manuel López Obrador volvió ayer de su obligada pausa por enfermedad y en una sola mañanera ha dejado clara su ruta rumbo a los comicios del 6 de junio. Es tan diáfano el mensaje que da para resumirlo a manera de instructivo.
1. El Presidente será un actor constante en la campaña. No es que sea novedoso, pero nos habíamos quedado –antes del contagio covidiano presidencial– en que la mañanera estaba en disputa dado que el INE quiere que Andrés Manuel López Obrador limite sus mensajes políticos. Olvídenlo: ayer quedó claro que no piensa constreñirse en forma alguna. ¿La ley? Antes se pone el cubrebocas que dejar de hacer proselitismo en Palacio Nacional.
2. López Obrador ya estableció el ellos y el nosotros, así como la arena de disputa: el ellos son –oh, sorpresa– los críticos, ésos que no quieren que Morena retenga la mayoría en San Lázaro; el nosotros son los que están, dice él, transformando a México. Aquí una muy ilustrativa autopregunta de ayer:
-¿Y por qué no quieren que ganemos el Congreso?
-Bueno, porque quieren seguir manteniendo al régimen de corrupción.
3. Discurso I. El mandatario apuesta su resto, de nueva cuenta, a la bandera del combate a la corrupción. Este lunes lo dijo: más allá de la pandemia, la verdadera peste de México es la corrupción. A ésta debemos, señaló, entre otras cosas la debilidad sanitaria del país para enfrentar los contagios. Tres años después hará una nueva campaña con una vieja bandera. ¿Siente que los escándalos que han salpicado a sus familiares y a algunos en su equipo no le restarán credibilidad en ese terreno? Así parece.
4. Discurso II. Yo soy uno de ustedes. El Presidente lanzó un guiño a la población que ha padecido Covid. “¿Por qué me contagié?”, preguntó en un momento de la ríspida mañanera. "Porque tengo que trabajar, como millones de mexicanos. Ni modo que me quedara todo el tiempo encerrado. No se puede vivir encerrado”.
5. Discurso III. Sin querer reconocer la contradicción de que él pudo tener –y qué bueno– un tratamiento de primer orden durante su enfermedad la misma semana en que circularon videos de pacientes muriendo a las puertas del IMSS, el Presidente habla de que no se vacunó porque no pretende privilegios, porque es, dirían por ahí, de la base de la pirámide.
6. Las vacunas llegarán. El mandatario redobla la promesa en un tema crucial, uno que puede convertirse en un catastrófico Waterloo para la población, y un muy inoportuno desastre para su partido. Ayer dijo que todos los adultos mayores tendrían al finalizar marzo al menos una dosis. Supone aplicar alrededor de 14 millones de inyecciones en apenas 50 días. Sus datos serán confrontados por una realidad donde, para empezar, no tiene el insumo, ni garantía de que no se atoren algunas entregas de las farmacéuticas, y donde la logística implementada hasta ahora por el gobierno en las menos de un millón de dosis aplicadas es, por decir lo menos, preocupante.
El retorno de López Obrador a la actividad ocurre a contrarreloj. Por la enfermedad, ¿perdió dos semanas de cara a las elecciones del 6 de junio o esa obligada pausa le ayudará en el sprint electoral que durará meses? El tono de ayer da para apuntalar ambas partes de la pregunta.
Prensa, intelectuales, académicos, expresidentes, empresas internacionales… los clientes habituales fueron zarandeados ayer por AMLO sin que mediara pregunta. Fuera máscaras: atizando la polarización de la sociedad, el líder de Morena vuelve a la carga.