Sería fantástico que el Frente Ciudadano por México, que se forma con miras a las elecciones del próximo año, lograse sacar un buen candidato(a) presidencial que sepa gobernar. Y que no se despedacen en el intento.
Existe un amplio sector de la población que no quiere correr la aventura de López Obrador como presidente, y tampoco desea otros seis años de PRI.
Así es que hasta el momento el Frente va bien porque hay voluntad de las partes y condiciones favorables, pero también persisten dudas.
La principal tiene que ver con la simulación. Con la sinceridad de los planteamientos.
¿Cómo hablan de un Frente Ciudadano si está compuesto por partidos políticos?
A alguien quieren engañar con eso de “Frente Ciudadano”, si la alianza es entre PRD, PAN y el MC de Dante Delgado.
Se han dado a conocer algunas fórmulas sofisticadas para elegir candidato presidencial. Y el presidente del PAN expuso ayer que tiene clarísimo el panorama: “primero está el país, después los partidos y muchísimo después los proyectos personales”.
Pero antes de iniciado el proceso las candidaturas ya tienen nombres y apellidos: Ricardo Anaya (PAN) para presidente, Alejandra Barrales (PRD) para el gobierno de la CDMX, y Enrique Alfaro (MC) para el gobierno de Jalisco.
En ese sentido la tómbola de Morena es más honesta. O el dedazo del PRI. No necesitan hacer tanta faramalla para llegar al resultado que ya se sabe.
Dicen que es un Frente incluyente. No es así. Es un conglomerado de vetos, y se formó para bloquear a otros y no porque se tenga un proyecto de nación.
Se trata de ganarle a López Obrador, lo cual suena bien, pero por alguna razón lo niegan. Dicen algunos que es un Frente “antiPRI”. ¿Cómo? ¿Un Frente de partidos para ganarle al que va tercero y no al que va primero? Algo hay de falso en ello.
Da la impresión de que en el PAN se armó este Frente para vetar la candidatura presidencial de Margarita Zavala. Sólo así la podían bajar, pues como dice uno de los impulsores de la coalición, Jorge Castañeda, ella sería “inaceptable” para los votantes perredistas.
Alejandra Barrales, presidenta del PRD, descalificó la posible candidatura de Ricardo Monreal para el gobierno capitalino, a pesar de que es una carta muy atractiva y competitiva. Ella se apuntó para la candidatura: “sería un honor”, dijo, y nomás faltaba que no.
Entonces… ¿“primero el país, luego los partidos y muchísimo después los proyectos personales”?
Otro promotor del Frente, Agustín Basave, señaló que si Rafael Moreno Valle es el candidato él se va con López Obrador. Más vetos, pues.
Explicó en su artículo de El Universal que la integridad de los liderazgos es fundamental: “sin un equipo de personas moralmente presentables y ajenas a los intereses del antiguo régimen, las reformas se desvirtúan”.
¿De veras eso piensan en el Frente? Alejandra Barrales y Dante Delgado son dos de los tres convocantes a la coalición “ciudadana”. ¿Cumplen con los requisitos puestos por Basave? Huele a timo.
“Primero México”, dice Ricardo Anaya. Y manda con sus aliados Barrales y Dante una agenda legislativa con la propuesta de dar “marcha atrás al gasolinazo”.
O sea, piden volver a subsidiar la gasolina. Perderíamos el superávit alcanzado en las finanzas públicas y las calificadoras pondrían a nuestro país como nación de elevado nivel de riesgo en materia de préstamos.
Para arriba el dólar, para arriba los intereses de la deuda y… a pedir prestado, caro, para subsidiar la gasolina y reconstruir lo dañado en Chiapas y Oaxaca. ¿Otra crisis de fin de sexenio?
Tal vez no sea verdad eso de “primero México”.
Ahí está el problema del Frente. En sus candidatos, sí, pero sobre todo en que huele a simulación y que primero y ante todo están los proyectos personales.