En la política lo normal es encontrarse con familias. Es lógico compartir actividades que se viven en casa. Así como hay familias de ingenieros y de abogados, de artistas, de toreros, de pintores o de carpinteros también las hay de políticos. El problema en este caso es que al ayudar a un familiar es para llevarlo a una posición de poder público y, por ejemplo, en nuestro país, normalmente se acompaña de recursos fiscales, de favoritismos y arbitrariedades. Ésa ha sido, desgraciadamente, parte de nuestra cultura política y tuerce la percepción que pueda tener la ciudadanía de esa familia y a los propios familiares.
El modelo caciquil que se arraigó en muchos lados de nuestro país como parte de una cultura política promovida por el entonces todo poderoso priismo. Muchos más de los que pensamos responden hoy en día a esa cultura. El presidente López Obrador es una muestra clara y en Morena se deja ver por todos lados el reparto de puestos y candidaturas como si se tratara de una cena familiar navideña en la que cada quien lleva algo para el intercambio de regalos. En esas debilidades familiares parece que pocos se resisten –no es algo fácil– y hay ejemplos en todos los partidos.
Sin duda Ricardo Monreal es un político habilísimo, alguien que ha sabido hacerse imprescindible para ciertos poderosos y que no ha dejado de estar presente en puestos relevantes en la arena política. Incluso cuando fue delegado en la CDMX, era un referente importante en términos políticos. Ahora es un hombre con mucho poder con el que deben negociar sus acérrimos rivales que también gozan de cierto peso.
Desde hace tiempo, y para mantener y extender su poder en Zacatecas, Ricardo ha decidido cargar con su hermano David, famoso ahora por tocar traseros femeninos en sus mítines y recorridos.
Es claro para cualquiera saber cómo estuvo la repartición de talento en esa familia y parece que a David no le fue muy bien. Si ahora sabemos de él por su incontinencia sexual, hace unos años, en los que también compitió para gobernar Zacatecas –ocasión en la que perdió–, se hizo pública una llamada en la que Ricardo reprendía severamente a David por holgazán e irresponsable. La llamada es interesante porque deja ver el talento político de Monreal, su idea del trabajo, de las campañas y de la política misma. Rescato aquí fragmentos de los dichos de Ricardo:
“Te vas a dormir temprano, estás aislado, no estás al frente de nada; no tomas las decisiones, no te localizan; ya cámbiate a Zacatecas, tú eres candidato a gobernador, David (…) no fuiste a la reunión que estaba convocada ayer; yo nunca dejaba de ir aunque fueran dos gentes. No puedes dejar de ir a las citas que ya tienes comprometidas. Te estuve buscando toda la noche y no puedo encontrarte, David. O sea, no tengo necesidad. Estamos excluyendo a todos. No puedo hablar contigo, David. ¿Qué vamos a hacer? Yo no soy candidato, David. Estoy más preocupado que tú. ¿Dónde estás ahorita? (…) Imagínate, David, a las diez de la mañana saliste, David. ¿Tú crees que eso sea correcto? Salir a las diez y media… nombre, David, estás en la comodidad total; es que no estás dimensionando dónde estás. Te lo digo, de veras, con toda seriedad… tenemos todos los elementos para ganar y no, no te veo con ganas para ganar… ¿Es tan difícil apapachar? ¡Ésa es la política, David! Se está generando un mal ambiente. Por falta de atención tuya, por falta de apapacho. ¡Nadie se resiste a una atención política… nadie! Pero no estás haciendo nada, David, te la pasas ahí en el rancho ¡No hay comunicación! ¡No hay con quién hablar! ¡No hay con quién comunicarse, David! Ya, David, ya es hora. La soberbia no es buena”.
Impecables los consejos de Ricardo a su hermano, pero parece que David tiene otros intereses. A ver qué pasa en la elección.