Xóchitl Gálvez está en un laberinto. Puede salir de él y avanzar más de lo que muchos creen o puede quedarse atrapada.
Como aquí le hemos comentado, ella será –cuando los tiempos legales lo permitan– candidata de un Frente de partidos: PAN, PRI y PRD.
No será una candidata independiente, como lo fueron, por ejemplo, Margarita Zavala y Jaime Rodríguez, hace seis años.
Pero resulta que la senadora Gálvez llegó a la posición que tiene por el hecho de tener amplio respaldo de muchos ciudadanos sin partido.
Ella y su equipo saben que la única posibilidad que tiene de ganar es que no se le identifique como alguien del PAN, del PRI o del PRD, sino como una candidata ciudadana que tiene el respaldo de esos partidos, pero que no forma parte de ellos.
Bajo esa lógica, Xóchitl ha sido muy celosa, tanto en la construcción del equipo que la habrá de acompañar en la campaña, como de la recepción de respaldos de los partidos o incluso de empresarios que se han acercado para apoyarla.
Esto ha generado una paradoja que ha desconcertado a muchos.
Su equipo de campaña, o lo que será su equipo, es pequeño, lo que le provoca a veces problemas de coordinación y una capacidad limitada para hacerse presente en diversos ámbitos de la vida pública del país.
Y la desconfianza ha conducido al rechazo a diversos grupos que se han acercado con ella para apoyarla, pues no quiere deber favores.
Así que se forma un círculo vicioso del que se vuelve complicado salir. Un auténtico laberinto.
De acuerdo con Google Trends, el nivel más alto de interés que registró Xóchitl ocurrió el 7 de septiembre, días después de haber sido designada coordinadora del Frente Amplio opositor. Desde entonces ha mostrado una tendencia a la baja.
De acuerdo con las mediciones hechas a través de las búsquedas, el interés bajó un 86 por ciento.
Obviamente también pasó lo mismo con Claudia Sheinbaum. Pero, como sabe cualquier persona con experiencia en contiendas electorales, los candidatos del partido en el poder siempre están en una condición de ventaja.
Son los retadores los que deben ir sistemáticamente hacia arriba.
Es entendible que al no ser aún tiempos de campaña ni de precampaña, el grado de interés descienda.
Este fin de semana estábamos más atentos al eclipse que a la política. Es natural.
La interrogante que viene desde hace semanas es si Xóchitl tendrá la capacidad para resolver la compleja situación de ser candidata ciudadana pero postulada por tres partidos políticos tradicionales.
Cuando se afirma que los partidos la han dejado sola, ningún dirigente de las fuerzas que la van a postular como candidata lo admite y muestra imágenes de concentraciones recientes en las que ella está acompañada de dirigentes y militantes de esas tres fuerzas.
No es suficiente. En la política, percepción es realidad.
Este fin de semana se realizó el Congreso del Frente Cívico Nacional, que pretende convertirse en la llamada “cuarta pata”, la de carácter ciudadano, que respalde a la senadora.
Anunciaron la organización de 100 mil voluntarios para promover a Xóchitl.
Si logra cuajar este intento de organización ciudadana, quizás sea la vía para salir de la trampa de la que le hablábamos.
Si no se logra una estructura sólida y funcional, Xóchitl podría seguir atrapada por un tiempo más largo en el laberinto en el que se ha metido en las últimas semanas.