No hay fecha que no llegue ni plazo que no se cumpla.
Este jueves, el Representante Comercial de Estados Unidos, Robert Lighthizer envió cuatro cartas al Congreso, para notificar la intención del gobierno de renegociar el TLCAN.
Los destinatarios de estas misivas fueron Charles E. Schumer, líder de la minoría demócrata en el Senado; Orrin Hatch, presidente Pro Tempore del Senado, quien desde luego es republicano; Paul Ryan, líder republicano y speaker de la Cámara de Representantes; y, Nancy Pelosi, líder de la minoría demócrata entre los representantes.
Las cartas, de apenas una cuartilla y media, ya indican algunos elementos que se plantearán en las consultas que el Congreso va a realizar.
Dice literalmente el texto: “… subrayamos que el TLCAN fue negociado hace 25 años y mientras nuestra economía y los negocios han cambiado considerablemente en ese periodo, el TLCAN no lo ha hecho”.
Es decir, lo que plantea formalmente el Representante Comercial es una modernización del TLCAN. No está planteada ni siquiera la posibilidad de cancelarlo.
Otro ingrediente relevante que debe subrayarse es que quedó explícito que se trata de una negociación trilateral, por lo que parece haberse excluido el señalamiento hecho por el secretario de Comercio, Wilbur Ross, hace algunas semanas, en el sentido de que sería deseable tener dos tratados bilaterales en lugar de uno trilateral.
Y, además, el texto indica algunos temas que deben ser parte de las consultas en el Congreso: comercio digital; propiedad intelectual; prácticas regulatorias; empresas estatales; servicios; procedimientos aduaneros; medidas sanitarias y fitosanitarias; trabajo; medio ambiente y pequeñas y medianas empresas.
No hay referencias a los “cambios masivos” de los que habló Trump la última vez que hizo referencia al Acuerdo. Tampoco se dijo que fuera el peor Tratado de la historia. Así que el inicio de este proceso da buenos augurios.
Aunque no se dudaba que fuera a darse esta notificación tras la confirmación de Lighthizer, el hecho de que ya se haya enviado, quita un elemento de incertidumbre.
Los 90 días de consultas que realizará el Congreso distan de ser mero trámite.
La legislación norteamericana define que el Congreso delega la facultad de negociar tratados comerciales al Ejecutivo, y por ello, le fija objetivos precisos para darle esa atribución (lo que antes se denominaba ‘fast track’).
Y, aunque la notificación al Congreso ayer parecía ser un momento oportuno para que Trump reposicionara sus planteamientos a través de un tuit o una declaración, pareciera que es en lo último en lo que estaría pensando pues tiene otras prioridades, derivadas de la crisis política que estalló en Washington. Eso mismo ya es una ventaja.
Le insisto en lo que le decía ayer: hoy México está en mucho mejor posición que hace poco más de tres meses, cuando arrancó el gobierno de Trump para negociar con mayor fuerza.
Hay que aprovecharla.