La Secretaría de Hacienda considera que este año la economía crecerá un 3.4 por ciento, pero resulta que el consenso de los analistas considera que el crecimiento será solamente de 1.8 por ciento.
Casi nunca los pronósticos oficiales coinciden con los del consenso de los expertos, pero ahora hay una gran distancia entre ellos.
¿Cuál es la razón y hacia dónde se va a acercar más la realidad?
Hasta la presentación de los conocidos como “Precriterios de Política Económica para 2023”, que fueron entregados al Congreso el viernes pasado, la previsión oficial seguía en 4.1 por ciento.
En realidad, se sabía que Hacienda no la iba a sostener. En la entrevista para El Financiero Bloomberg TV que le hice al secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, el viernes 25 de marzo, en el marco de la Convención Bancaria, aceptó que este año el crecimiento no llegaría al 4 por ciento. Sin embargo, también señaló que estaría arriba del 2 por ciento, que entonces era el consenso.
La reducción de 7 décimas de punto porcentual está distante en 1.6 puntos porcentuales de la cifra revelada por la Encuesta que cada mes levanta Banxico entre algunos de los principales analistas económicos. Esto quiere decir que el consenso es que la economía crecería apenas poco más de la mitad de la previsión oficial.
En realidad, el modelo de Hacienda pronostica un crecimiento que caería entre 1.4 y 3.4 por ciento. Pero la autoridad eligió hacer las previsiones puntuales con base en el límite alto y no en el punto medio, que hubiera sido 2.4 por ciento.
Hay que subrayar que, aunque el consenso se ubica en 1.8 por ciento, hay previsiones más pesimistas. Por ejemplo, Moody’s calcula un 1.1 por ciento o Citibanamex un 1.3 por ciento.
La discrepancia también se dio, aunque en menor proporción, en las estimaciones de inflación y tipo de cambio.
La estimación de inflación para diciembre por parte de Hacienda fue de 5.5 por ciento mientras que el consenso marca un 5.8 por ciento.
En cuanto a la cotización esperada del peso frente al dólar, la estimación oficial es de 20.70 mientras que el consenso ubica esta variable en 21.31 pesos para el cierre de este año.
Otro dato relevante en los escenarios que Hacienda envió al Congreso es el estimado de producción de crudo para este año, el cual se fijó en un nivel de 1 millón 820 mil barriles de crudo por día en promedio.
El problema es que, en los primeros dos meses del año, la producción media fue 1 millón 773 mil barriles de crudo en promedio, es decir 47 mil menos que la estimación oficial.
Se sabe, desde siempre, que las previsiones de Hacienda están sesgadas hacia el optimismo, pues no solo son datos fríos sino referencias que buscan generar expectativas positivas en los agentes económicos.
Eso es algo que no solo ha ocurrido en esta administración sino desde hace muchos años.
Ojalá la autoridad entienda la diferencia entre los datos para consumo público y aquellos que son los que deben guiar las decisiones en las finanzas públicas.
Aunque la nueva estimación considera que el gasto programable sería superior en 244 mil millones de pesos al originalmente presupuestado, debido a los mayores ingresos petroleros, la realidad es que en los primeros dos meses del año el gasto programable se quedó 106 mil millones de pesos por debajo de lo previsto y los ingresos tributarios estuvieron casi 35 mil millones de pesos por debajo de lo programado.
Aunque hay buenos signos económicos para los primeros meses del año, la realidad es que la perspectiva del 2022 se ve complicada por un entorno internacional que sigue muy incierto debido a los impactos económicos directos e indirectos de la invasión rusa a Ucrania, por la inflación y el alza de las tasas de interés, y por la incertidumbre derivada de los nuevos confinamientos que tienen efecto en China y que podrían crear nuevos problemas en la cadena de suministro.
Más valdría algo menos de optimismo y un poco más de cautela.