Ayer, se realizó la primera licitación de la segunda ronda en materia de hidrocarburos, prevista por la reforma energética. Los resultados de esta subasta tienen diversas implicaciones. Veamos algunas.
1.- Se trata de una licitación que generará un gran volumen de inversión, entre las que hasta ahora se han realizado, y alcanzará los 8 mil 192 millones de dólares.
Los compromisos de inversión adquiridos no están muy lejanos de los que va a implicar la construcción del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México. De ese tamaño es la relevancia de las inversiones en puerta.
2.- Las ganadoras son 12 empresas –en proyectos en los que van solas o formando consorcios. Se incluyen empresas públicas mexicanas (Pemex); dos empresas privadas mexicanas; empresas estatales foráneas y privadas del extranjero.
En conjunto provienen de 10 países de Asia, Europa, Estados Unidos y América Latina. No podría haber una diversidad mayor.
3.- Tanto los volúmenes de inversión comprometida como la diversidad de las empresas que le están apostando al desarrollo de los hidrocarburos en México, muestran que no existen dudas a propósito de que haya seguridad en los contratos y en la posibilidad de desarrollarlos.
En la medida que estos proyectos son de largo plazo, sería prácticamente imposible llevarlos adelante si no hubiera tal seguridad.
4.- En la entrevista que ayer por la mañana ofreció Wilbur Ross, secretario de Comercio de EU, a Bloomberg, manifestó nuevamente optimismo por el futuro de la negociación del TLCAN, en la cual uno de los temas nuevos será precisamente el de los hidrocarburos, que fue excluido del Tratado vigente porque la legislación mexicana sólo permitía que Pemex y CFE generaran energía en México.
5.- De acuerdo con expertos internacionales, el gran interés despertado por la reforma energética en México es porque no hay ningún país del mundo de dimensiones como el nuestro que esté emprendiendo un proceso de apertura tan importante como el que en México se emprende.
Hay que tener cuidado de no confundir el éxito de los procesos de licitación con la posibilidad de que haya un incremento rápido de la producción de hidrocarburos.
Esta es una industria en la que el tiempo se mide por lustros y en algunos casos por décadas, por los periodos tan largos de maduración de las inversiones.
Por esa razón, las rondas como la que ayer vimos, van a tener efecto hasta la década de los 2020, así como lo que hoy vivimos es mayormente efecto de decisiones que se tomaron al comenzar este siglo.
El hecho de que haya tantos compromisos de inversión, ¿implica que las empresas creen que no ganará AMLO las elecciones presidenciales del 2018?
No necesariamente es esa su creencia. Lo que sí puede asegurarse es que, pese a las deficiencias de nuestro sistema jurídico, hay la percepción de que en México existen las suficientes garantías para comprometer recursos con la seguridad de que los términos de los contratos establecidos serán respetados.
Y, cuando hay esa certidumbre, es una buena noticia para el país. ¿No lo cree usted?