Si usted revisa las primeras planas de los diarios norteamericanos en los últimos días, encontrará que todas ellas se refieren al tema de los disturbios y las reacciones políticas que se han suscitado tras el asesinato de George Floyd.
Durante semanas, el único asunto que atrajo la atención de los medios en Estados Unidos –y en casi todo el mundo– fue la pandemia y la crisis económica asociada con ella.
Hoy las cosas han cambiado y la atención está puesta en esta crisis social que estalló en la Unión Americana.
Dos fenómenos de larga data se hicieron presentes en el asesinato de Floyd. Por un lado, el racismo que persiste en muchos lugares de los Estados Unidos y que Trump ha acentuado, y por otro lado, la brutalidad policiaca que aún sigue siendo un atributo de muchas fuerzas de seguridad.
Una pregunta que me parece pertinente para entender el momento es la siguiente: ¿si este hecho se hubiera conocido antes de la pandemia, hubiera producido acaso una reacción como la que hoy estamos viendo?
No lo sabemos.
Pero lo que sí conocemos es que las crisis de salud y económica generan un ambiente en el cual es más factible que puedan estallar crisis sociales.
La historia nos muestra que, a veces, acontecimientos que en otro contexto no provocarían una reacción tan grande y tan profunda, cuando encuentran un ambiente de molestia, dolor y desesperación, pueden suscitar una reacción en cadena de alcances inimaginables.
Otra pregunta que viene al caso es si la crisis social como la que estamos viendo en las calles de muchas ciudades norteamericanas va a provocar también una crisis política.
Lo que ya resulta visible es la caída de Trump en las encuestas. Las realizadas en este mes de junio, compiladas por RealClearPolitics, registran un 54 por ciento de desaprobación a su trabajo frente a una aprobación de 43 por ciento.
En los careos entre Trump y Biden, el demócrata tiene una ventaja de 8 puntos en promedio en los sondeos más recientes. Pero, incluso más importante, en los llamados “estados columpio”, que son los que realmente inclinan la balanza de las votaciones en el Colegio Electoral, Biden tiene una ventaja consistente.
Otro hecho significativo es que por primera vez en este proceso electoral, las casas de apuestas más relevantes mostraron que la balanza ya se inclina hacia Biden, por primera vez en este proceso.
¿Podría en México desatarse una crisis social como ha ocurrido en Estados Unidos?
Creo que sí, es posible.
Tal vez no ahora. Quizás deba transcurrir un tiempo para calibrar mejor el impacto que la crisis de salud y la de carácter económico tienen en el ánimo de la gente. Pero, nos encontramos en una situación inédita.
Es probable que en nuestro país ni las acciones de los cuerpos de seguridad pública ni el racismo, que sin duda persiste, sean los factores que detonen el descontento. Aunque ya lo que sucedió ayer en Guadalajara es sintomático de ese estado de ánimo social.
Pero, incluso, podría haber otros ingredientes que hoy ni sospechamos.
Los hechos objetivos y las cifras que la Secretaría de Salud reveló ayer nos hacen diferir del optimismo del presidente López Obrador, quien pronostica que a partir de julio tendremos una recuperación rápida.
Pareciera que todavía nos falta lo peor de la crisis de salud y probablemente muchas semanas de confinamiento o por lo menos de actividad económica al mínimo.
En ese escenario, con muchas familias sin ingresos, con más y más personas padeciendo enfermedad o incluso falleciendo, no es difícil imaginar que alguna chispa pueda producir una reacción de la cual tampoco tenemos idea.
Más vale que estemos conscientes para que los acontecimientos no nos sorprendan.