Opinión

Enrique Quintana: Cómo ganarle a Trump

Estrategia. | México deberá crear un plan para negociar con Donald Trump | Fuente: AFP

Hay una cita del libro de Donald Trump, “El Arte de la Negociación”, que ha sido múltiplemente citada desde que ganó la presidencia de Estados Unidos. Dice: “Lo peor que puedes hacer en una negociación es parecer desesperado por lograrla. Eso hace que el otro tipo ‘huela sangre’, y allí es cuando terminas muerto”. El concepto se aplica perfectamente a la negociación que tendrá que emprender México con Trump.

Pretender que no se va a tener que negociar con Trump y que lo que debe hacerse es enfrentarse a él, es poco menos que una fantasía. 

Si un personaje tan peculiar como el magnate neoyorquino fuera presidente de Rusia, quizás nos podríamos dar ese lujo. Pero siendo Jefe del Ejecutivo de nuestro vecino del norte, habrá que sentarse a negociar... y ganarle

El problema de fondo es cómo negociar con un personaje como Trump. Él lo dice en la cita que le referimos. 

Si queremos hacerlo con todas las desventajas, hay que hacerle ver que el TLCAN es vital para nosotros, que ha permitido que nuestras exportaciones crezcan y ha atraído inversión extranjera. Hay que decirle que no podemos vivir sin el Tratado y que, por favor, no sea malo con los migrantes pues nos envían muchas remesas.

Pero, si queremos negociar con alguna posibilidad de éxito, entonces debemos comunicarle que México no está dispuesto a reabrir el TLCAN sino sólo a ponerle adiciones, y que si a él no le gusta como está, pues adiós.

Si quiere salirse y cobrarle a México los aranceles que se le cobran a los países que integran la OMC, adelante. Pero, además, hay que mandar el mensaje de que tenemos un amplio margen de maniobra y vamos a voltear los ojos hacia otras economías poderosas, especialmente China, con quien tenemos todo por desarrollar en materia comercial y de inversión.

Pero al mismo tiempo que evitamos que Trump “huela sangre”, como dice en su texto, sería necesario emprender una ‘diplomacia multiplataforma’, es decir, dialogar con diferentes sectores de EU, que seguramente verían con alarma una ruptura del TLCAN. 

Hay que acercarse a gobernadores, alcaldes, empresarios, organismos de la sociedad civil, miembros de los partidos, medios de comunicación, entre otros muchos, para comunicar el interés de profundizar las relaciones comerciales y de inversión, pero dejando claro que no se va a aceptar que Trump ponga condiciones unilaterales.

Y esta diplomacia no puede ser sólo del gobierno federal, sino de los gobiernos locales, de los empresarios, de los partidos, y de todos los que pueden tener interlocución con la sociedad norteamericana.

Además, habría que ganarle la partida a Trump y conseguir que cuando llegue el 20 de enero, muchos norteamericanos estén en contra de su intento de echar por tierra el TLCAN o de su pretensión de hacer deportaciones masivas.

La otra opción, la apaciguadora, no funcionaría con un personaje que se describe a sí mismo en diversos libros, y que sabemos que va a respetar más a quien pelea que a quien evita hacerlo.

No se trata de adoptar un comportamiento sumiso, en virtud del poder real del presidente de EU, pero tampoco una inútil actitud de confrontación, satisfactoria para el ego, pero fatal por sus resultados. 

Negociar con eficacia es más complejo y requiere inteligencia táctica, información, astucia y carácter. Pero, no nos queda de otra. En ello, nos jugamos el futuro del país.

Enrique Quintana 29.13.2016 Última actualización 29 noviembre 2016 9:13

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