No es imposible que estemos ya cerca del techo de la inflación en México, pero aún distantes del de las tasas de interés.
Para entender esta aparente paradoja veamos algunas cifras.
Esta semana, el INEGI dará a conocer el comportamiento del Índice Nacional de Precios al Consumidor en la primera quincena de septiembre.
El pronóstico de Citibanamex es que se ubique en 8.78 por ciento a tasa anual, luego de que en la segunda quincena de agosto se ubicó en 8.77 por ciento.
Si no es en la primera quincena de este mes, pudiera ser que el pico de este proceso inflacionario llegue en la segunda quincena de septiembre o en la primera de octubre, pero ya no mucho más allá.
Las razones para ello son las siguientes.
1- El Índice Nacional de Precios al Productor referido a los bienes y servicios intermedios llegó a techo en junio, cuando alcanzó 13.49 por ciento. En el mes de agosto cumplió dos meses de reducción y quedó en 11.1 por ciento. Aunque los precios al consumidor no bajan de modo directo tras reducciones de los precios al productor, sí es probable que al paso de las quincenas veamos un cambio de tendencia.
2- Los precios internacionales de las materias primas tampoco están subiendo ya. De acuerdo con el índice de commodities de Bloomberg, hay una caída de 14 por ciento en este indicador respecto al nivel más elevado al que se llegó en la primera quincena de junio. A tasa anual, sigue habiendo un alza de poco más de 20 por ciento, pero la trayectoria de las variaciones es a la baja.
3- La inflación en Estados Unidos, que es la referencia más importante que tenemos, quedó en 8.3 por ciento en agosto, luego de haber llegado a 9 por ciento en junio. Ya van también dos meses de descensos del índice nacional de precios al productor para materias primas en EU, que quedó en 15.3 por ciento en agosto, tras llegar a 22.4 por ciento en junio.
Que la inflación llegue a techo no necesariamente significa que vaya a bajar. Simplemente parece ya no estar subiendo como en los meses previos, pero podría quedar en niveles elevados por varios meses.
Eso es lo que visualizan diversos bancos centrales y es lo que va a conducir a la Reserva Federal y seguramente al Banco de México a volver a aplicar fuertes incrementos de tasas en sus próximas reuniones.
En el caso de la Reserva Federal, lo hará en un par de días y en el del Banxico en la próxima semana.
Una de las secuelas de un periodo de inflación como el que hemos vivido es que pueden empezar a arraigarse las expectativas de crecimiento elevado en los precios.
Esto se refleja, por ejemplo, en las revisiones salariales contractuales o en los procesos de fijación de precios que realizan los productores y distribuidores, tratando de adelantarse a una inflación elevada.
El problema que hay con esa circunstancia es que, aunque ya no estén vigentes los factores que detonaron el incremento de los precios, sea muy difícil que la inflación baje al convertirse ya en una inflación de expectativas con una inercia propia.
Por eso no debe descartarse que los bancos centrales sigan con el ciclo alcista de tasas hasta que consideren que ya se ha desterrado el riesgo de que aparezca ese tipo de inflación.
Así, aunque los datos de inflación ya no estén al alza, es probable que durante cierto tiempo las tasas de interés sí sigan subiendo para tratar de modificar las expectativas.
No hay claridad de cuánto tiempo más, pero sí de que ese lapso de incrementos será todavía de varios meses.
Y tenga en cuenta cuando haga sus previsiones que permanecerán elevadas por lo menos durante todo el 2023.