La invasión a Ucrania no es un hecho que esté a miles de kilómetros de distancia… aunque así lo parezca.
En un mundo conectado como el que tenemos, se trata de un fenómeno que va a afectar de manera directa nuestra vida, tan cerca como si ocurriera en nuestro entorno inmediato.
Quizás, como nunca en la historia, nos vamos a enfrentar a una situación en la que un conflicto armado tendrá repercusiones universales, aunque la guerra propiamente esté acotada.
Esta circunstancia nos va a exigir definiciones y acciones que van a incomodar al actual gobierno.
Veamos algunos de los impactos que vamos a vivir.
1- El impacto económico para México de la invasión en Ucrania.
El presidente López Obrador señaló que en México estábamos preparados para hacerle frente a los impactos económicos de esta crisis. No es así.
El presidente se refirió a que, de ser necesario, dejaríamos de generar electricidad sobre la base de gas natural en una proporción importante. El problema es que aproximadamente el 60 por ciento de toda la generación eléctrica viene del gas natural.
El precio del gas natural se incrementó desde el último día de noviembre hasta el cierre de ayer en casi 20 por ciento.
Los márgenes para generar electricidad a través de medios hidraúlicos en exceso a la situación actual, son limitados.
Pero, sí se puede generar más electricidad utilizando combustóleo e incluso carbón.
El presidente de la República no quiso hablar de estos combustibles ayer, pero claramente estuvieron presentes.
Es decir, México podría amortiguar el impacto de los precios de la electricidad sobre la base de incumplir sus metas en materia de energía limpia.
2- El precio de las gasolinas se va a ir para arriba.
El incremento de los precios de las gasolinas en América del Norte ha sido de 45 por ciento a partir del cierre de noviembre.
Los precios de las gasolinas en el mercado nacional sólo han subido 3 por ciento en ese lapso.
La única forma a través de la cual el gobierno mexicano puede impedir que los precios finales de este combustible se eleven es a través del subsidio.
Ya van dos semanas en las cuales el gobierno mexicano deja de cobrar el impuesto especial a la producción y los servicios (IEPS) a las gasolinas. En el futuro, solamente destinando recursos a un subsidio nominal a los precios de este combustible será factible impedir su alza.
Si esta circunstancia permaneciera a lo largo de todo el año, se trataría de una cifra al menos superior a los 300 mil millones de pesos.
Una parte podría salir de los ingresos adicionales de Pemex por precios del crudo más elevados, pero de cualquier manera habría un impacto en las finanzas públicas, o en los precios que paga finalmente el consumidor.
3- La invasión a Ucrania nos puede generar una crisis de relaciones internacionales.
El tema con Ucrania no sólo es económico. También es político.
El día de ayer, el presidente de la República se negó en la conferencia mañanera a condenar la invasión rusa.
Hubo que esperar varias horas hasta que por la tarde el canciller Marcelo Ebrard emitió una comunicación en la que se presentaba esta condena.
Pareciera haber una clara resistencia de López Obrador a considerar a Ucrania como el país ofendido, lo que ayer motivó incluso un reclamo de la embajadora de esa nación. Esta circunstancia puede generar un conflicto aún mayor con los Estados Unidos.
Ya tenemos en ciernes el tema del reclamo del presidente por los juicios hechos por el secretario de Estado, Antony Blinken sobre los asesinatos a periodistas, que finalmente se tratan de cuestionamientos al gobierno norteamericano.
Esto quiere decir que las relaciones entre los dos gobiernos se están volviendo cada día más complicadas.
4- Un problema más será la ubicación de México en una nueva alineación internacional.
La invasión de Rusia a Ucrania está definiendo una nueva alineación de fuerzas a escala mundial. Por un lado se van a encontrar Rusia, China y algunos de sus países aliados.
Por el otro lado, el resto del mundo.
Estamos lejos de la situación de los 70 en la cual existían los llamados “países no alineados”.
Si México, por diferencias políticas con Estados Unidos, prefiere alinearse con Rusia y China, podríamos propiciar una crisis estratégica que ni siquiera nos imaginamos.
Vamos a depender de la habilidad de persuasión y la ascendencia de Marcelo Ebrard y otros personajes para convencer a López Obrador de que una alineación mexicana distante de Estados Unidos sería un auténtico suicidio para el país y para su gobierno.