Las encuestas están detectando un cambio en el estado de ánimo de la población respecto a la economía y las perspectivas laborales: el optimismo que se notaba a principios de año parece ir a la baja. Hoy en día, el pesimismo comienza a rebasar o, en el mejor de los casos, a emparejarse con el optimismo.
En las encuestas que hemos realizado en El Financiero hay algunos indicadores que van en ese sentido. Por ejemplo, al preguntar cuál es su estado de ánimo respecto a su situación económica personal, el saldo entre enero y marzo era favorable. Específicamente en febrero, el 40 por ciento de los entrevistados lo describió como bueno o muy bueno, frente al 36 por ciento que dijo malo o muy malo. Esa diferencia de 4 puntos positivos se abrió ligeramente a 6 puntos en marzo.
Sin embargo, desde abril el saldo ha sido negativo y con un pesimismo al alza, generando una brecha cada vez mayor entre un estado de ánimo negativo, que alcanzó 39 por ciento en julio, y el estado de ánimo positivo, que registró 30 por ciento en ese mes. Al evaluar su propia situación económica, el pesimismo de los mexicanos ha rebasado al optimismo que predominaba a principios de año.
En esas mismas encuestas también hemos preguntado a los entrevistados acerca de su estado de ánimo con respecto a su situación y perspectivas laborales. En diciembre pasado, 44 por ciento manifestó que este era muy bueno o bueno, mientras que el 29 por ciento afirmó que era malo o muy malo. El saldo favorable en optimismo se mantuvo hasta abril, llegando incluso a abrir la brecha positiva hasta 26 puntos en febrero, cuando el 52 por ciento expresó optimismo, frente al 26 por ciento que se sentía pesimista en sus perspectivas laborales.
Sin embargo, a partir de mayo se dejó ver una mayor paridad entre el optimismo y el pesimismo laboral: en ese mes, el 33 por ciento describió su estado de ánimo como positivo y otro 33 por ciento lo calificó como negativo. En junio por primera vez el sentimiento negativo fue ligeramente mayor, con 36 por ciento de pesimismo y 32 por ciento de optimismo, aunque en julio el sentir público se volvió a revertir a favor del optimismo con una diferencia de tan solo tres puntos, con 36 por ciento de opinión favorable y 33 por ciento de desfavorable.
Según estas encuestas, el optimismo económico va a la baja; o, visto de otra manera, el pesimismo va al alza. Al parecer, la población está reajustando sus perspectivas y expectativas después de algunos meses en los que probablemente el cambio de gobierno había provocado un creciente entusiasmo.
Pero el creciente pesimismo no se distribuye de igual manera entre los diversos grupos sociales. Según el seguimiento de encuestas aquí referido, el pesimismo económico ha crecido más notablemente entre las mujeres y entre los jóvenes. Y sobre todo, el pesimismo ha crecido más entre los mexicanos con nivel de escolaridad básica. Esos segmentos, mujeres, jóvenes y poco escolarizados, son lo que están viendo el panorama más nublado hacia adelante.
En términos regionales, el pesimismo se ha acentuado más en las regiones centro-occidente y sur del país, luce menos acentuado en la región centro y no se ve aumento del pesimismo en la región norte. El clima económico se percibe distinto en las diversas latitudes del país.
Habrá que estar pendientes de cómo cambian las expectativas y perspectivas de la gente en los próximos meses y, por supuesto, también de los indicadores 'duros' del comportamiento de las economías nacional y regionales. Por lo pronto, así luce el estado de ánimo de la gente, con el optimismo a la baja.