Nación321 quiere conocer y dar a conocer qué piensan los jóvenes en México. Con este fin abrimos NUEVAS IDEAS, un espacio para que los ciudadanos escriban sus puntos de vista sobre la realidad que vive nuestro país. Hoy escribe Mariana Lazos
Se acercan las elecciones y el electorado se encuentra confundido, su partido político de preferencia (azul, amarillo, tricolor…) ahora es multicolor, multicolor en ideologías. Esta será la gran característica de las elecciones de este 2018: la falta de ideologías definidas. En este año electoral tenemos partidos ideológicamente opuestos en alianza y además, políticos ideológicamente diversos dentro del mismo partido.
Comencemos por los partidos políticos. Por definición, un partido político se forma por agrupaciones con las mismas opiniones, intereses e ideas. ¿Los integrantes de los partidos políticos mexicanos comparten estos tres conceptos? Por poner un ejemplo: ¿Andrés Manuel López Obrador, Gabriela Cuevas, René Fujiwara y Cuauhtémoc Blanco los comparten? Bastante debatible. Este no es solo el caso de MORENA. Si hiciéramos una revisión minuciosa de los integrantes de cada partido político, nos daríamos cuenta de que cada partido es un mosaico multicolor de ideologías.
Sin embargo, lo “multicolor”, no solo está presente dentro de los partidos políticos, también tenemos alianzas multicolor. La gran mayoría se sorprendió con el anuncio de que el PRD, el PAN y el MC irían juntos a la contienda electoral, ¿un partido conservador de derecha con un partido de izquierda? El caso del Frente Ciudadano por México no es el único, también nos sorprendimos cuando nos enteramos que MORENA iría de la mano del PES. Y México se vuelve a preguntar, ¿el PRD, el PAN y el MC o MORENA, el PT y el PES o el PRI, el Verde y Nueva Alianza, comparten las mismas opiniones, intereses e ideas? Opiniones e ideas en cuanto a ideologías, probablemente no. Pero, ¿intereses? Definitivamente sí: los partidos se aferran como pueden al poder que amenaza con ser arrebatado de sus manos.
En este 2018, podemos ver una crisis política e ideológica dentro de las alianzas y de los partidos políticos. Por un lado, el PRI con un candidato “apartidista”, un candidato que “no representa” a ningún partido político y que al ser cuestionado sobre su ideología, su Coordinadora de Campaña responde que Pepe Meade es “un hombre muy pragmático”. Por otro lado, el PRD, el PAN y el MC o Morena y el PES haciendo alianzas, ideológicamente opuestas, que buscan ganar con el voto de los diversos sectores a los que cada partido apela.
Históricamente, México ha estado moldeado por las pugnas entre ideologías. En tiempos de Santa Anna, los golpes de estado de parte de conservadores y liberales marcaron la época. Más tarde, veríamos estas pugnas reflejadas en el nacimiento de partidos de izquierda y derecha que buscaban alternarse en el poder, aunque con poco éxito. Anteriormente, los individuos se afiliaban a un partido político porque compartían la ideología de este, se sentían identificados con sus valores y principios. Hoy, parece ser que la afiliación de los partidos políticos está basada en la facilidad que esta organización le proveerá al individuo para llegar al poder y viceversa. Si ya no es una época de ideologías, entonces, ¿cuál es la razón de existencia de los partidos políticos?
Esta crisis de ideologías y el nacimiento de los partidos y alianzas “multicolor” es preocupante. La ideología de un partido político define su línea de acción y nos da una idea de las políticas públicas que este partido podría implementar durante su gobierno. Por ejemplo, en teoría, un partido de derecha nunca aprobaría la despenalización del aborto o el matrimonio homosexual, mientras que un partido de izquierda sí. En una época sin ideologías, ¿cómo sabremos qué podemos esperar de un partido multicolor que gana las elecciones? Pero aún más alarmante, ¿qué podemos esperar de una alianza multicolor? ¿Cómo se pondrán de acuerdo los partidos aliados para la implementación de políticas públicas?
Nos encontramos en una época de candidatos de forma y no fondo, creados por los medios y por medio de la mercadotecnia. Se busca obtener el voto con spots de televisión y de radio, con grandes espectaculares con frases que prometen cambio y desarrollo, con la publicación de fotos en familia en redes sociales, con la construcción de un candidato sonriente y que “no es como los demás”. Ya no se busca convencer al electorado a través de una ideología, se le busca convencer a través de la desacreditación y del desprestigio del otro candidato, a través de discursos difusos e indefinidos, a través de promesas que probablemente no serán cumplidas. La política ha perdido el fondo, se ha vuelto superficial.
Los candidatos, los partidos y las alianzas hacen todo por mantenerse en el poder, aunque implique una guerra sucia y traicionar sus ideales. La política se ha convertido en un negocio porque solo se piensa en los propios, no en los demás, no en el país al que se servirá. Se buscan candidatos que lideren encuestas, no candidatos que se acomoden a las necesidades del país. El votar se ha reducido a elegir al “menos peor”.
Las elecciones de este 2018 representan la crisis política e ideológica en México, ya estamos viviendo sus consecuencias y las viviremos aún más intensamente después de la jornada electoral del 1° de julio, cuando elijamos a un candidato multicolor como el próximo presidente de nuestro país. Las ideologías son característica fundamental de un gobierno, reducen la incertidumbre de sus posibles acciones. Pero con un gobierno multicolor, ¿cómo sabremos qué podemos esperar?