Nación321 quiere conocer y dar a conocer qué piensan los jóvenes en México. Con este fin abrimos NUEVAS IDEAS, un espacio para que los ciudadanos escriban sus puntos de vista sobre la realidad que vive nuestro país. Hoy escribe Pedro Chuayffet.
Pocas semanas han pasado desde que el periodo de precampañas llegó a su fin. Durante semanas, Ricardo Anaya, Andrés Manuel López Obrador y José Antonio Meade recorrieron la nación para dirigirse a los militantes de sus respectivas coaliciones, con la verdadera intención de utilizar este lapso de objetivos simulados para posicionarse frente al electorado del próximo 1 de julio.
Como desenlace de este que fue el inicio de la carrera por la Presidencia de la República, el líder de Morena se sostuvo, fortalecido y consolidado, en la cima de las preferencias. Fuimos testigos también, de una primera pugna por obtener el segundo lugar, aquél sitio que le da a los votantes antiAMLO una opción para emitir su sufragio en contra de su proyecto por tercera elección consecutiva.
Dentro del contexto mencionado, el abanderado de los partidos que integran Por México al Frente, Ricardo Anaya, logró desplazar al exsecretario de Hacienda, José Meade, y ubicarse como el potencial candidato del voto útil.
Resulta crucial enfatizar que más allá de lo dictado por encuestas y tendencias, es nuestra responsabilidad hacer un llamado a analizar propuestas, aumentando la exigencia, para que una vez más no seamos víctimas de meses de guerra sucia, sin contenido, sin caminos definidos. Este 2018, por la grave situación de nuestra República, debemos de demandar a los candidatos respuestas, ideas y rutas para el combate de las principales dolencias de México.
La lucha que enfrentamos como ciudadanía, es una prueba de patriotismo y unidad, que necesitamos encarar como una colectividad que ya no va a tolerar otro gobierno saliente endeudado con la población. A cada candidato, en cada nivel, tenemos que someterle a un exhaustivo escrutinio sobre su experiencia, propuestas y calidad moral. La verdadera contienda tendrá que ser la de elevar el nivel de debate como electores, informándonos, movilizándonos, sacudiendo a México desde sus calles.
Tenemos una oportunidad histórica como pueblo, crece ante nosotros la ocasión de unificarnos para que se enfrenten los obstáculos de desigualdad, impunidad, crisis del Estado de Derecho y corrupción; la clase política tiene que responder a los principales reclamos sociales sin simulaciones. Es nuestro momento, es hora de regresar al esquema democrático en el que todos participamos, demandando un país que brinde equidad de oportunidades a cada uno de sus hijos sin importar su contexto. Debemos hacer del 2018 el año de todos los mexicanos.
El futuro inmediato de México nos dará la oportunidad para transformarnos en una sociedad que se haga representar, que tenga conciencia y tome su derecho a ser una democracia real, vivida con sinceridad. El 2018, no sólo pondrá en nuestro camino la decisión de quién encabezará el Ejecutivo de la nación los siguientes seis años, asimismo contiene un llamado tácito a hermanarnos para regenerar al país sin caer en un juego divisorio de polarización, construyendo juntos una única agenda ciudadana con los ideales necesarios para edificar un mejor país, acabando con las plataformas que sólo buscan posicionar figuras individuales, en lugar de encontrar soluciones que garanticen igualdad.
El desenlace de las precampañas nos permite conocer la línea de arranque de cada opción política, pero dentro de este proceso haremos frente a una encrucijada. El humor social, el descontento con el gobierno y la desconfianza al círculo político, nos obligan a enfrentar esta encrucijada con responsabilidad y tomar la decisión de vivir patrióticamente para cambiar nuestra nación a partir de ahora; para erigir un nuevo andamiaje del servicio público, un mayor compromiso como sociedad y una democracia real. Todo ello, desde la ciudadanía, está en nuestras manos.