A partir del primero de enero del próximo año, Coahuila se convertirá en el último estado donde no ha habido alternancia política desde los años veinte del siglo pasado, al estar dominado por el PRI en sus diversos nombres.
Además, los partidos de la alianza ganaron los 16 distritos de mayoría de la próxima LXIII Legislatura (2024-2026), ganando 17 de los 25 asientos. Es decir: con todo lo demás constante, el tricolor y aliados tendrán mayoría calificada durante la primera mitad del sexenio de Manolo Jiménez.
Sin embargo, el supuesto está sujeto a dos contingencias, las cuales se pueden apreciar en la tabla, en el entendido que se requieren 13 votos para la mayoría absoluta, y 17 para la calificada.
La primera, que el PRI, PAN y PRD se mantengan cohesivos, lo cual haría que el tricolor busque los dos votos para tener la mayoría simple en los demás grupos parlamentarios, o buscar los seis votos de Morena, PVEM y PT para impulsar una reforma constitucional. La segunda, un triunfo de Morena a nivel federal tan contundente, que el PRI tenga que realinear sus lealtades.
En todo caso, la instalación de la LXIII Legislatura del Congreso de Coahuila será un gran experimento sobre cómo podría ser la gobernabilidad del próximo sexenio a nivel federal, asumiendo que los partidos políticos son poco más que membretes en este momento, y está por definirse la manera que se reconfigurará el sistema de partidos entre 2024 y 2030.
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